jueves, 6 de febrero de 2020

Vía verde Carbajosa-Alba de Tormes... con paella... 15/08/19

Hacía ya más de dos años que no pedaleábamos por la vía verde más próxima a Salamanca, y nos animamos a repetir este verano con un plan parecido al de 2017, que nos fue muy bien.

Si queréis conocer mejor la ruta o recopilar datos útiles os recomiendo echar un vistazo en este enlace dónde  podéis ver la entrada que subí entonces, pues en esta ocasión me limitaré a contaros e ilustraros con lo que el bendito azar y nosotros hemos añadido a esta excursión siempre agradable, llevadera y "disfrutona".

Según nos aproximábamos a los Arapiles tuvimos la suerte de disfrutar un buen rato del vuelo de una de las rapaces más bonitas que tenemos por aquí cuando hace bueno...

Águila culebrera

Un poco más adelante decidimos hacer una paradita para subir a pie al Arapil Grande y disfrutar con sus panorámicas y con los paneles y obelisco recordatorios de la batalla que marcó un antes y un después en el devenir de las tropas napoleónicas por la Península Ibérica.





Aunque las vistas de Salamanca, a la izquierda del arapil chico se presentan más bien como en la foto anterior,
con unos buenos prismas o abusando del potente zoom de mi cámara se aprecian mejor la catedrales y la Clerecía.

Y de nuevo la suerte haría que nos cruzáramos con nada menos que cinco alimoches, probablemente ya retornando a sus cuarteles de invierno.


Quizá fueran todos de la misma familia, pues algunos lucían plumajes juveniles.

Al pasar junto a la charca artificial donde hace dos años vimos dos parejas de cigüeñuelas tan solo pude ver un individuo de la especie, aunque acompañado de varios andarríos.


Se parecen, pero no son iguales las dos fotos. En ésta están levantados dos andarríos, uno de ellos ya menos tapado por la cigüeñuela que en la foto superior.. Los que aún siguen "sentados" apenas se aprecian por la poca resolución de la imagen.

Y otra novedad respecto a nuestra primera excursión pedalera fue acercarnos hasta la estación ferroviaria de Alba. Da pena ver el estado actual de las instalaciones, pero si que merece la pena acercarse hasta allí por las vistas hacia Alba y hacia el Tormes, donde se suelen ver piraguas que vienen desde la isla de Garcilaso en esta época del año.


No faltó la paella al llegar a la isla (mejor encargarla el día anterior) ni el recorrido en piragua, con baño incluído..,  alicientes de peso para repetir la experiencia "las veces que haga falta".


En esta ocasión no visitamos la villa ducal, visita imprescindible si no conocéis Alba. Sí tuvimos  tiempo de sestear un buen rato, con la suerte de ver sobre nosotros cientos de cigüeñas planeando, probablemente concentrándose para hacer más llevadera su cada vez más corta migración.




Este visón americano andaba pillando cangregos entre las piraguas, como Pedro por su casa...

Aunque esta vez no ha hecho tanto calor como en 2017, nos quedamos hasta bien entrada la tarde, dejando la isla a  las 19,45 h.a lomos de nuestras bicis. El retorno a esa hora permite disfrutar del fresquito y de las luces vespertinas que nos regala el astro rey.





Tampoco faltaron nuevas "jugosas observaciones" antes de enlazar con el carril-bici ya en Salamanca cerca de las 22 h.

Triguero

Zampullín; ¿será el mismo que vimos hace dos años en la charca?

Cerca de los arapiles ya no estaban los abejarucos de hace dos años, pero sí una buena cantidad de conejos.



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