miércoles, 31 de mayo de 2023

Marruecos (Marrakech, Essaouira, excursión al desierto de Merzouga) 1-8/04/2023.

Planificada desde hace meses, esta visita a Marruecos ha estado a punto de no consumarse, tocando anular y conseguir nuevas reservas a última hora. Tras tener todo preparado como nosotros, nuestros más habituales acompañantes en salidas al campo y de vacaciones al final se han quedado sin poder hacerla... Es lo que tiene la planificación con tiempo, abarata precios pero aumenta la incertidumbre. Una lástima no haber podido compartir esta experiencia única con ellos... aunque queda abierta la posibilidad de un nuevo viaje a la zona todos juntos. 

Aprovechamos el abono cuatrimestral de Renfe para acercarnos a Madrid el sábado, 1 de abril, desplazándonos después en un cercanías al aeropuerto. Este día se alargó más de lo esperado, primero por el retraso de más de una hora del avión que nos llevaría a Marrakech, y luego por los trámites en el aeropuerto marroquí y la demora del desplazamiento en taxi hasta el nuestro primer "riad". Con esta denominación se conocen en las ciudades más turísticas del país a los alojamientos con patio central y pocas habitaciones; localizados normalmente dentro de las medinas, suelen contar con una terraza superior "con vistas", destacando siempre sobre el resto de edificios los alminares de varias mezquitas... ¡muy recomendable alojarse en ellos! 

Una vez que el taxi nos deja en la última plaza a la que podía acercarse, ya dentro de la medina, comienza la aventura (bueno, el primer contacto con la forma de conducir por esos lares también tenía sesgos aventureros...). La propietaria del riad nos está esperando en el punto al que pueden llegar los coches, y nos acompaña hasta aquél por nuestras primeras callejuelas marrakechíes, ya semidesiertas casi a medianoche (22 h. en Marruecos), a pesar de encontrarnos en Ramadán.


De camino nos recomienda un restaurante donde luego vamos a acercarnos a cenar y hacemos amistad con uno de los propietarios, que jura y perjura que la "tanjia" (plato típico de Marraquech) que nos ofrece la ha estado cocinando su madre durante seis horas (estaba muy buena, la verdad).


Como ya conocíamos por referencias de otros viajeros, al surcar la puerta de entrada del riad cambia el cuento, y de qué forma. El patio, la decoración, la amabilidad con la que se nos recibe, la amplitud de nuestra habitación... y esa guinda que supone la invitación a tomar el té mientras intercambiamos impresiones con el personal del riad.

Estamos muy cansados tras las más de 12 horas desde que partimos de Salamanca, pero aún sacamos tiempo para cenar, comprar una tarjeta SIM con la que surtirnos de datos a los cuatro (muy conveniente y económico), e incluso para subir después a la terraza y disfrutar de las amplias vistas... Mientras nos encontramos allí, nos sorprenden por primera vez los cantos de los almuédanos llamando a la oración, añadiendo un toque especial al exotismo que ya de por sí tiene Marrakech.

Domingo 2 de abril de 2023.

Ante las predicciones del tiempo, adelantamos el viaje a Essaouira al domingo, y no tuvimos problema alguno para reservar plazas en un microbús justo el día antes. Este tipo de viajes contratados vía internet te recogen y te dejan junto a tu alojamiento o lo más cerca posible de él, permitiendo ganar tiempo y no siendo mucho más caros que el transporte público.

Estrenaba cámara para la ocasión, con más zoom aún que la anterior, lo que me iba
a permitir acercarme un poco más a "mis queridos pajarinches". Aquí tenéis a la estrella
marroquí, el escribano sahariano, el pájaro que más íbamos a ver, también en las ciudades.

Antes de dejar el riad pudimos disfrutar de las primeras luces del día desde su terraza, con vistas increíbles hacia el Atlas y algunos de los alminares más emblemáticos de Marrakech.

En Marrakech no está permitido construir edificios que superen la altura de la Kutubía,
y ello hace que ésta se vea desde practicamente todas las terrazas de la ciudad.



Ya cerca de Essaouira paramos en una de las muchas cooperativas de mujeres dedicadas a la obención de aceite de argán donde podemos ver las distintas fases de la producción y las variadas aplicaciones de este aceite.

Durante el viaje nos escoltaba el murallón del Atlas a nuestra izqda.

Cada vez se ven menos, pero aún se dejan ver carros tirados por burros
desplazándose por el arcén de carreteras, o tramos de autovías como ésta.




Comenzamos nuestra visita a la ciudad en el puerto, atiborrado de barcos pesqueros y con un olor a pescado podrido más fuerte de lo esperado. Damos una vuelta por él y su fortaleza (o "skala", como por aquí se denominan las fortificaciones).





Las cuatro horas y pico de que disponemos en Essaouira nos van a permitir conocer bastante bien la "perla azul del Atlántico", como se la conoce en Marruecos. 

Desde el puerto entramos en la medina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y "nos perdemos" entre la multitud y los puestos de todo tipo que nos rodean.


En la puerta Bab el-Marsa, que da acceso a la ciudad desde el puerto, están esculpidas
la media luna islámica, la estrella de David judía y la concha de Santiago.

Superada la puerta del reloj, la triple puerta de la medina conocida como Bab Moulay 
 Youssef da acceso a la zona comercial y al zoco con sus laberínticas calles.



















Tras comer muy bien en un pequeño local recomendado en Tripadvisor visitamos con calma la Skala de la kasbah y su espectacular batería de cañones, la mayoría de ellos forjados en España.



Cañón fundido en Sevilla ¡en 1614!





Continuamos recorriendo la medina amurallada e incluso entramos en una galería de arte, donde nos impacta no sólo la decoración del interior del edificio, sino el gran patio porticado en el centro, que recuerda a Andalucía. Y también lo hace la gran calidad de las obras expuestas.





Regresamos con algo de tiempo a la zona del puerto donde nos dejó el minibús por la mañana, y nos recogerá dentro de un rato. Mientras esperamos, vamos a disfrutar de las vistas hacia la gran playa de desde allí parte en dirección sur, poblada en esta época de cientos de aficionados al windsurf y kitesurf aprovechando los vientos alisios.









La presencia de pobres pidiendo limosna y de gatos (considerados animales puros por el
profeta Mahoma) es algo habitual en Marruecos, especialmente en los zocos.



En el viaje de vuelta a Marrakech seguimos disfrutando de los paisajes que nos rodean, con las montañas del Atlas dominándolo todo.

Cumbre del Toubkal, de 4165 m. de altitud, con el Ras Ouanoukrim, que también
supera los 4000 m., a su derecha. En ambas cumbres estuvimos hace ya unos añitos...


Y cuando llegamos de nuevo a Marrakech nos bajamos del minibús junto a la plaza de Jmaa el Fnaa, desde donde nos acercamos a la Kutubía.


Regresamos luego para visitar algo el zoco tras cenar en uno de los típicos chiringuitos que se montan y desmontan cada día en la gran plaza.


Vistas desde la terraza del Café de France. El interior del
Café, sin apenas cambios desde los años 50 también está muy bien.


Lunes 3 de abril de 2023.

Tras el potente desayuno que nos ofrecen en el riad Gallery 49, este día lo dedicamos íntegramente a Marrakech.


Inocentes de nosotros, comenzamos acercándonos al Jardín Majorelle, lugar donde ya estuve hace más de 20 años, cuando apenas era visitado, y que en la actualidad ha pasado uno de los principales destinos turísticos de la ciudad. 



Una vez allí nos topamos con una monumental cola, y descubrimos que hay que reservar con días de antelación la visita. Lo hacemos allí mismo para el día después de la excursión al desierto y decidimos "perdernos" en la medina por la mañana, antes de regresar a recoger nuestras pertenencias y trasladarnos en taxi a la que será nuestra segunda "casa" en Marrakech, el riad Alegría, tan céntrico como el Gallery 49.

Y "perdidos" por el zoco, nos topamos con el "Jardín Secreto". Por un módico precio te sumerge
en un inesperado remanso de paz entre el bullicio de las laberínticas calles que lo rodean.




De nuevo en la vorágine de las callejuelas repletas de tiendas, esquivando motos, bicis o incluso camiones... llegamos a Jmaa-el-Fnaa. Desprovista de la mayoría de sus puestos ambulantes, sorprende especialmente no encontrar rastro de los que ofrecen cenas por la noche...





Una vez en el riad Alegría, nos tomamos todos una merecida siesta tras el ajetreo de los dos días previos. La de los más menudos de nosotros será de las gordas, como diría el amigo José Mota, y los más maduritos disfrutaremos también de la terraza y de la pequeña piscina que en ella se encuentra.



Hemos quedado a última hora de la tarde con otra familia salmantina de cuatro miembros, como la nuestra. Los ahora padres, antes de serlo compartimos experiencias inolvidables en estas tierras hace más de 20 años. Y a esta cita se va a unir Lahsen, el guía bereber que conocimos entonces, y que nos ha buscado la excursión al desierto que comenzamos el martes. El lugar donde nos vemos todos no puede ser otro que el hotel Alí, en cuya terraza (hoy cubierta) vivimos momentos inolvidables durmiendo en nuestros sacos y escuchando el canto de los almuédanos tras regresar del Atlas.

Dicho sea de paso, el puesto para cambiar moneda que hay junto a este hotel es de los más ventajosos para hacerlo en Marrakech.

El entrañable reencuentro, acompañado de un buen té moruno, como debe ser, vamos a disfrutarlo mucho todos, rememorando aquellas experiencias llenas de anécdotas.

Tras ultimar algunos detalles con Lahsen sobre la excursión que comenzamos al día siguiente nos despedimos de él, y ambas familias damos una vuelta por la gran plaza y tomamos unos exquisitos bocatas y pizzas en el zoco.

La otra familia viene desde Salamanca en autocaravana y también va al desierto de Merzouga, como nosotros, con lo que dejamos abierta la posibilidad de volvernos a ver por allí antes de despedirnos.

Martes 4 de abril de 2023.

El plato fuerte comienza ahora... Hemos quedado muy pronto y tras un rápido desayuno nos dirigimos al lugar de encuentro con nuestro minibús, donde nos toca esperar un buen rato. Tras ser recogidos todos los componentes de la excursión, la mayoría españoles, partimos hacia el desierto. El viaje se lleva mejor con frecuentes paradas, aunque se nos aplican precios más europeos que marroquíes donde nos bajamos.


Pinzón común. La subespecie del norte de Africa
tiene un aspecto bastante diferente de la nuestra.


La primera parada "vista-point" permite a todos recrearse en las montañas del Atlas... aunque yo ya me vengo recreando con las vistas desde hace tiempo intentando cámara en mano esquivar reflejos de las ventanas y conseguir alguna foto que valga la pena entre tanto vaivén.




La cara B de los "vista-points".


Luego pasamos el ineludible puerto Tizi-n-Tichka, en condiciones muy diferentes de cuando lo hicimos años atrás. Una gran actividad que busca mejorar esta vía crucial va a ralentizar nuestra marcha por esta zona.


Escenas comunes en la España rural de los 50
aún pueden encontrarse en algunas aldeas marroquíes.











La parada en el ksar (ciudad fortificada) de Ait Ben Haddou, uno de los mejor conservados conjuntos de kasbahs de todo Marruecos vendrá acompañada de una visita que hará muy amena nuestro guía Mohammed, natural de allí.













Como habréis comprobado, la calima se fue adueñando de los cielos desde
 nuestra salida desde Marrakech, no dejándonos ver apenas las cumbres nevadas del Atlas.

Morabito.



Algunos paneles con fotografías recuerdan las películas y series
más conocidas parte de cuyo rodaje se llevó a cabo en el ksar.


A la derecha, atrezo del nuevo coliseo donde se rodarán
próximamente escenas de "Gladiator II".

Escribano sahariano

Al otro lado del uadi se extiende el pueblo nuevo.











Tras la comida, incluída en el precio como todas las de la excursión, seguimos rumbo a Ouarzazate, donde hacemos otra breve parada junto a los estudios de cine del Hollywood africano, sin tiempo suficiente para visitarlos.








Continuamos hasta la garganta del Dadès, donde cenamos y pasamos la noche en un hotel en la entrada del espectacular barranco de Tissadrine.

Tras dejar atrás Ouarzazate pasamos junto a este
espectacular conjunto ¿hotelero? de reciente creación.

Miércoles 5 de abril de 2023.

Al día siguiente me levanto pronto para dar una vuelta por los alrededores antes de desayunar.

Abubilla



El albergue Tissadrine, antesala del puerto que supera
 los 300 m. de altura del barranco del Dadês, rumbo a M'semrir 

Luego volvemos por donde vinimos al Dadès para retomar nuestra ruta al desierto por la carretera de las mil kasbahs, parando antes en el "vista point" junto a Tamellalt donde se encuentra una llamativa formación rocosa conocida como "los dedos de mono" o el "cerebro del Atlas".





Me llamó la atención la gran cantidad de plásticos junto a la
carretera en algunas zonas inhóspitas y alejadas de poblaciones .

Nuestra siguiente parada será en el palmeral de Tinghir, uno de los mayores de Marruecos, donde una nueva visita guiada nos permitirá conocer los cultivos de subsistencia que proliferan junto al barranco, y a través de las intrincadas calles del poblado nos acercamos también a un comercio con típicas alfombras bereberes.

Símbolos como éstos, relacionados con el alfabeto
bereber proliferan en kasbahs y otras construcciones de adobe.













Por la tarde se levanta un fuerte viento y la calima va a más, reduciendo mucho la visibilidad.







Poco antes de comer nos acercamos a un nuevo y espectacular "vista point" bajo los paredones de varios cientos de metros de la garganta del Todra.





Tras la comida seguimos rumbo a Erfoud, y luego hacia Merzouga, llegando sobre las 19,15 h. a sus inmediaciones.





Al atravesar Erfoud busco escenas de la vida cotidiana y me encuentro con estos chavales jugando al fútbol, dos de ellos orgullosos de sus camisetas de Hakimi, héroe del mundial, y de Benzemá.

Esta serie de cuatro fotografías seguidas me encanta.
Las imágenes hablan por sí solas, ¿no os parece?

Saludo afectuoso (y difuminado) de un
 seguidor del Barça a los turistas que pasan.





Allí nos espera Mohammed con cuatro camellos para cruzar  el "Erg Chebbi", desierto de arena dorada de unos 28 kms. de largo por entre 5 y 8 de ancho próximo a la frontera con Argelia. Atravesaremos unos 5-6 kms. por este espacio dunar (algunas dunas superan los 160 m. de altura) que nos separa de las jaimas donde pasaremos la noche.



Inolvidable travesía ésta, especialmente al atardecer, con una gran luna llena saliendo por oriente mientras un sol difuminado por la calima se pierde en el horizonte en el punto cardinal opuesto. 







A mitad de camino paramos para disfrutar del atardecer...
aunque la calima evita que se vea nítidamente el disco solar.









La salida de la luna compensa con creces el no haber
podido disfrutar de un atardecer tan espectacular como esperábamos.


Los campos de haimas desde hace unos años no pueden ubicarse en medio de las
dunas, aunque el llegar a los márgenes del "erg" tras atravesarlo también tiene su encanto.

Luego vendrá un intercambio de impresiones con unos moteros asturianos, una muy buena cena, y tres proposiciones para el regreso al otro lado del desierto de arena que hemos atravesado: en jeep, en camello o en quad. Nos quedamos con la segunda opción a pesar de nuestros doloridos traseros y de la predicción de fuertes vientos. Ello hará que nos toque levantarnos sobre las 5 h. para estar a las 7 h. donde nos dejó el minibús. 

La pequeña fiesta bereber a la luz de las estrellas y la luna y al calor de una hoguera que tenemos a continuación resulta agradable, aunque algo menos placentera de lo que pudiera haber sido por lo tarde que va siendo y el madrugón que nos espera unas horas más tarde. 


Jueves 6 de abril de 2023.

Espectacular la jaima ¡con baño incluído! donde pasamos la noche. Una pena no poderla disfrutar más y tener que desayunar rapidito para montar en camello aún de noche y con un molesto viento que al subir a los camellos ya no lo es tanto.



Comenzamos el recorrido de regreso a las 5,30 h. con poca visibilidad por el viento y la calima.

A pesar de ello y de la incomodidad de desplazarse en dromedario para los no habituales,  el vivir el amanecer a sus lomos y poder ver los desplazamientos de la arena sobre las dunas difuminando sus contornos no tiene precio... y el vernos prácticamente solos en medio del desierto, tampoco.








El desplazamiento en todo terreno hubiera sido
más rápido... pero mucho menos atractivo.




Al llegar con una puntualidad británica a las 7 h. al punto donde nos debe recoger el minibús, nos tocará esperar unos 40 minutos, pero algunas "jugosísimas observaciones" que aparecen por el inhóspito lugar donde nos encontramos me permiten disfrutar a tope hasta el punto de desear que aquél se retrasase un poco más...


Abejaruco persa


Hembra de gorrión común


Escribano sahariano


No se ve mucha gente en el lugar donde esperamos al minibús...



Collalba gris de garganta negra.




Ya en el bus, el viaje de vuelta a Marrakech no va a contar con "vistas-point" o similares, y las paradas serán las justas y necesarias... algunas imprevistas. Aún así, uno sigue con su cámara en busca de fotillos para el recuerdo.

Son muchos los niños y adolescentes que se
desplazan junto a la carretera mochila en ristre.



La bandera amazig, adoptada hace unos años como símbolo
oficial bereber en 1997 en un congreso mundial celebrado en Gran Canaria. 



Vamos a ver cientos de estos motocarros Docker Tripoteur DR2,
 un medio de transporte adaptable que nos tocará esquivar no pocas veces
(como a motos, bicis, carros...) en los paseos por las callejuelas de los zocos. 










Dos paradas, una en Erfoud para recoger a gente que al final no aparece y otra por un pinchazo (que me permitirá disfrutar de nuevo de alguna "jugosa observación"...) harán que la llegada a Marrakech sea más tardía de lo previsto, ya de noche. A pesar de ello, las inolvidables experiencias que nos han dejado estos dos días dejan estas incidencias en un segundo plano sin importancia alguna.






Collalba negra

Al volver a atravesar las montañas del Atlas de nuevo me recreo en busca de pequeños pueblos, con los alminares de sus mezquitas destacando sobre las casas de adobe que a veces cuesta distinguir por su mimetismo con el entorno donde se encuentran.
















El cansancio acumulado hace que ya no salgamos de "nuestro" riad Alegría hasta el día siguiente... 

Caja con gatitos en la callejuela de acceso al riad.

Viernes 7 de abril de 2023.

Me levanto antes de que lo haga el resto de mis acompañantes y me doy una vuelta hasta la cercana plaza de Fledblantiers donde se encuentra el mercado de las especias.





Luego toca tomar con el resto de la familia un potente desayuno en el riad... muy diferente del ofrecido el día de nuestra partida hacia el desierto... por culpa del madrugón... A continuación nos desplazamos en taxi hasta los Jardines Majorelle, cuya visita tenemos concertada para las 11 h.

La verdad es que la entrada a los jardines es algo cara, pero merece la pena.








Bulbul naranjero libando el polen de las flores de Aloe Vera.












Tras una hora allí, nos acercamos a pie por la medina hasta la Madraza Ben Youssef, recién restaurada, primorosamente, por cierto. Su decoración es espectacular.








Fundada en el s. XIV, la escuela coránica o madraza Ben Youssef albergó a unos 900 estudiantes.








Ya es tarde y buscamos un lugar para comer antes de recoger los bártulos en el riad Alegría... que nuevamente toca mudanza...


Espectacular exposición la que se nos regaló este señor sobre del "engaño" de los
 colores que veíamos en esos boles, que se transformaban en otros al aplicar agua sobre ellos.

La comida la haremos muy cerca de allí, en una encantadora terracita, como todas con las que nos hemos topado en Marrakech.

La cercanía de nuestro nuevo riad Dar Nakla hace que, una vez hecha la "mudanza" descansemos un buen rato, especialmente la mitad de nuestros efectivos, que prolongan la siesta mientras Lucía y yo nos acercamos a una pastelería... repleta de abejas... y disfrutamos, como no, de la terracita que nos ofrece nuestra nueva casa.


Unos pasteles espectaculares los de esta tienda, elaborados
 con miel de primera, como parece ratificar la abeja de abajo.

Este local semiabandonado con muchas posibilidades
turísticas se veía desde la terraza de nuestro riad.



Luego vendrá un nuevo paseo por la zona de la Koutubía tras un fallido acercamiento para ver el hotel La Mamounia, de cuya decoración interior nos hablaron muy bien en el viaje al desierto. Lamentablemente, no nos van a dejar acceder por haber pasado ya el horario de visitas y no contar con vestimenta adecuada para hacerlo de noche...


Luego vendrá una nueva cita con el amigo Lahcen y un paseo por Jmaa-el-Fnaa, regresando al hotel tras cenar para pasar nuestra última noche en Marrakech.

Curiosa decoración la del local donde cenamos, con un juego de luces que
remarcaba los símbolos de las religiones musulmana, cristiana y judía.



Bueno, aún quedará una rápida salidita de ultimísima hora para pillar unas lámparas que no nos decidíamos comprar por los posibles problemas de espacio donde llevarlas en el avión y al final se vinieron a Salamanca con nosotros.

Sábado 8 de abril de 2023.

A la mañana siguiente me acerco a pillar taxi a primera hora y se me deben caer unos cuantos dirhams que le habrán venido muy bien a quién los encontrara... Por cierto, el del taxi se portó fenomenal acercándose al hotel y a la zona donde podían haber caído luego de dejarnos en el aeropuerto... e incluso nos llamó para decirnos que no había encontrado nada... 



Luego vendría la espera en el aeropuerto dando cuenta del desayuno empaquetado que nos dejaron en el riad, y el regreso a España. 

En plan familiar o con otro planteamiento, este viaje os lo recomiendo a tod@s. Alucinante y hospitalario, muy diferente del mundo occidental, este país es algo especial. Podíamos haber planteado algo más tranquilo, pero si se quiere conocer mucho en poco tiempo, no creo que se puedan aprovechar mejor los días que como lo hemos hecho nosotros. Valió la pena sacrificarse un poco con algún madrugón y cediendo parte de esos ricos desayunos... ¡Hasta pronto, Marruecos!