jueves, 26 de noviembre de 2020

Hoces del río Duratón 08/11/2020.

Hacía muchos años que no visitaba este parque natural que en otoño luce aún más, si cabe, esa belleza tan peculiar que muestra el recorrido desde las alturas hacia una zona de meandros encajados entre farallones rojizos de caliza donde la naturaleza sigue siendo la dueña del lugar. En otros tiempos siempre que podía me apuntaba a la salida anual con el Grupo Universitario de Montaña de Salamanca que nos llevaba desde el puente de Villaseca hasta el embalse de Burgomillodo; era una marcha atípica, lejos de la montaña pero llena de alicientes. La hice por arriba y por abajo y siempre volvía a casa con las pilas bien cargadas a pesar de la "paliza" que suponía ir y volver en autobús. Ahora los tiempos han cambiado, y desde Salamanca en poco más de dos horas se llega al puente donde empezamos (por una cómoda autovía hasta Cuéllar). Merece la pena, y mucho, acercarse hasta las hoces, sea para caminar o tan sólo para asomarse a ellas junto a la ermita de San Frutos. 

En esta ocasión salimos en varios coches un buen grupo que, siguiendo las pautas por la COVID, íbamos a mantener distancias durante todo el recorrido circular, nuevo para mí en el tramo de regreso desde la llegada a San Frutos.

Madrugamos un poco más de lo habitual y ya pasado Cantalejo, se nos van a cruzar en la carretera una pequeña piara de jabalíes y un par de corzos. Y algo antes de las 10,30 h. iniciamos la caminata junto al puente de Villaseca, cerca de donde hay una persona que parece controlar el acceso al parque. Me he enterado al preparar la entrada del blogggg que a unos 100 metros de donde dejamos los coches se encuentra la cueva de los siete altares, interesante zona arqueológica que conserva pinturas rupestres y fue santuario de un eremitorio visigodo, uno de cuyos ermitaños fue San Frutos, patrón de la diócesis. 

Una lástima no haber decidido hacer la ruta una o dos semanas antes, pues ya pocos son los chopos, escoltas del Duratón durante casi todo el recorrido, que lucen sus mejores galas. Esta circunstancia y el acercarnos a la cueva de los siete altares son buenas "disculpas" para repetir la marcha el año que viene... esperemos que sin un COVID tan virulento...

Un primer tramo acompaña al río aún sin embalsar durante 2 kms., iniciándose luego una suave subida hasta lo alto de los farallones rocosos. Un kilómetro más adelante dejarmos a nuestra derecha el cruce con el camino por el que regresaremos por la tarde.


Hay otras cuevas aparte de la de los siete altares al
principio del recorrido con nombres que hacen pensar
en eremitorios: del santero, del cura...

Yesquero


El cercano manantial de Los Pradillos aporta un
buen caudal al curso del Duratón que nos acompaña.





Una vez arriba, nuestro trayecto seguirá el recorrido del río principal, aunque en ocasiones haya que dar rodeos para salvar los pequeños cursos fluviales que llegan a él encajonándose en su tramo final.


Al sur se ven las nubes pegadas a las sierras de Somosierra y Guadarrama.
Uno de los motivos de venir hasta aquí ha sido el mal tiempo que teníamos
en nuestras sierras más próximas. Una buena elección, sin duda...







Encontramos las cáscaras de tres huevos blancos de unos 4 o 5 cm.
de longitud, seguramente restos de algún nido de ave esteparia...


Algunos desvíos obligados siguiendo los cursos de arrroyos nos
introducen en paisajes totalmente distintos a los que
ofrecen las riberas encajonadas del Duratón.


Los corzos, que no se dejaban ver en los tiempos del G.U.M.
 por estos lares, cada vez son más abundantes. 

Tiempos de retorno de las grullas. Veremos varios grupos, tras delatar
su presencia ese "gru-gru" tan característico que les da nombre
 y que es una delicia escuchar para todo amante de la naturaleza.



Buitre leonado




Sobre las 12,15 h. hacemos una parada para matar el gusanillo en una zona de amplias vistas que ofrece buenas panorámicas sobre el río cuyas aguas aumentan y se tranquilizan por los efectos de la presa de Burgomillodo.







Seguimos nuestra ruta tras el tentempié acompañando el sinuoso recorrido del Duratón, que nos ofrece vistas espectaculares en todo momento...


















Una hora después llegamos a un cerrado meandro que esconde uno de los platos fuertes de la jornada, las ruinas del Monasterio de la Hoz. Curiosa la historia de este monasterio franciscano fundado en 1231 en una zona donde existían varios eremitorios. Según la tradición, se ubica donde se le apareció la Virgen a un pastor, dejándole una imagen que será custodiada y escondida por San Frutos a principios del s. VIII para evitar que cayera en manos musulmanas. Encontrada cuatro siglos después, su hallazgo sería la razón de la impresionante ubicación del monasterio donde permanecerá hasta la desamortización de Mendizábal de 1835; en la actualidad se encuentra en la iglesia de San Justo de Sepúlveda. En 1492 se produjo un gran derrumbe que no afectó a la iglesia, salvándose los monjes por encontrarse allí en ese momento cantando los maitines. Isabel la Católica, ferviente devota de la Virgen de la Hoz, con alojamiento propio en el templo, que visitaba con cierta frecuencia, sufragó las reparaciones...









Aquí voy a rezagarme yo un poco respecto al resto del grupo desviándome para ver mejor el río en algún tramo donde el sendero no deja hacerlo del todo...






Luego me tocará correr un poquito más de la cuenta para reincorporarme de nuevo al pelotón, aunque a cambio del pequeño sobreesfuerzo veré de nuevo alguna jugosa observación...



Ya cerca de las 14,30 se deja ver la iglesia y los restos del monasterio de San Frutos a de la direcha de uno de los meandros más fotogénicos del recorrido.







Y unos 20 minutos más tarde decidimos quedarnos a comer antes de llegar a la Iglesia, donde se ven varios grupos de gente llegados desde el próximo aparcamiento.


Bando de grullas deshaciendo su formación
en "V" al darles el viento de cara.



Y tras dar buena cuenta de nuestras pitanzas nos acercamos a la iglesia y los restos de una necrópolis y del monasterio que allí hubo. Un enclave muy interesante, con el templo actual que data del s. XII, construído sobre una obra visitógica del s. VII., y con restos romanos por los alrededores.


Puente de "la Cuchillada". El actual se construyó en 1757,
 y salva una gran grieta antes de llegar a la iglesia.


La cruz de hierro colocada en 1900 reproduce las 7 llaves de entrada a las puertas
de Sepúlveda. El número 7, favorito de Dios y que representa la espiritualidad, está
muy presente por aquí: cueva de los 7 altares, 7 milagros de San Frutos, 7 llaves...


Bajo el altar de la iglesia, que hoy encontramos cerrada, se encuentra
la llamada "piedra del Santo". Dando tres vueltas alrededor de ella se cura
la hernia, y con menos vueltas desaparecen los dolores, según la tradición...

Y sobre las 16 h. ya estamos en el aparcamiento del que antes os hablaba, desde donde seguiremos por la pista de acceso al parque natural hacia Villaseca. 



Antes de dejar las hoces me recreo un rato "afotando" a los reyes de estos riscos...


Escarabajo errante, terror de lombrices, gusanos y babosas. Cuando uno
se acerca demasiado planta cara mostrando sus mandíbulas y arqueando el
abdomen como si de un escorpión se tratara... aunque lo único que desde él
 desprende es un líquido blancuzco, según he leído... eso sí...fétido...




Cantalejo


Caminados por ella unos 3 kms. y antes de llegar al pueblo, tomamos un sendero que, entre sabinas y enebros, nos irá bajando poco a poco hasta llegar al cruce con el camino de la mañana.








Faltan diez minutos para las 18 h. cuando llegamos a los coches tras un día disfrutado a tope. Junto a ellos hay varios paneles con otras rutas. Os dejo una foto de la que va del puente de Talcano al de Villaseca, que enlaza éste con Sepúlveda recorriendo otro tramo muy bonito del Duratón.


Y para finalizar, un pequeño mapa con la ruta de poco más de 20 kms., sin desniveles acusados, y el enlace en wikiloc, por si queréis bajar el track, cortesía del amigo Jolupiga.