domingo, 5 de febrero de 2023

Sierra de la Demanda riojana 12-13/11/2022.

 Aún con el regustillo de las grandes jornadas vividas en tierras asturianas nos incorporamos al nutrido grupo desplazado a la Venta de Goyo, en Viniegra de Abajo, para vivir con intensidad otro fin de semana.

Sábado 12/11/22. Hayedos de Valvanera y Tobía.

Aunque más de la mitad de los participantes duermen la noche del viernes al sábado ya en la venta, el resto lo hacemos en casita, dos en Lerma y cuatro en Salamanca. Nos tocará madrugar un poco más a los más alejados, quedando en el monasterio de Valvanera para iniciar la marcha del día, que busca internarse en los bosques entre dicho monasterio y el valle de Tobía, donde el haya es la reina de sus bosques.

Cerca de las 10,30 h., cuando los que se desplazaron a tierras riojanas el viernes ya están en ruta, comenzamos la marcha del día los "rezagados" tras encontrarnos lermeños y salmantinos en un lugar tan poco habitual como atractivo...

Saliendo desde el Monasterio de Valvanera


La subida hasta el collado Herradero es constante, y luego afloja un poco hasta el collado Campastros, que separa los términos de Anguiano y Tobía, donde llegamos a la máyor cota de altura del día, superando los 1.400 m.








Conforme ganamos altura mejoran las vistas sobre el valle que seguimos y los
adyacentes, aunque no nos acompañe una atmósfera tan nítida como nos gustaría.



Al comenzar el descenso enseguida nos encontramos con un hayedo que seguirá con nosotros hasta el regreso a este mismo lugar.


Pronto ya se ofrecen buenas panorámicas sobre algunas de las cumbres más
 emblemáticas de la sierra, destacando el cercano Pancrudo, de más de 2000 m.



Un kilómetro y medio nos separa de una gran explanada junto a un pequeño pico por donde nos encontraremos con el resto de la "expedición", que se lo ha tomado con más calma que nosotros.



Tras presentaciones, intercambio de impresiones y tentempié, cuando ya son más de las 12,30 h. proseguimos el descenso todos juntos en medio del hayedo hasta la pista asfaltada del Rajao, que une la población de Tobía con un par de áreas recreativas y un refugio.










Encontramos junto al camino un par de cruces recordando muertes por
accidente ocurridas a comienzos y mediados del pasado siglo por estos pagos.



Tras cruzar el río Tobía y llegar a la pista junto a un pequeño "altar" con una imagen de la Virgen de Valvanera, patrona de la Rioja, a unos 800 m. de altitud, descartamos acercarnos al pueblo, del que nos separan unos 3 kms. que luego habría que desandar.



Decidimos subir por la pista poco más de dos kms. para comer sobre las 14,30 h. en la primera de las áreas recreativas para luego regresar sin repetir la primera parte de la subida.









Y tras una horita de descanso  para comer y echar una siesta o dar un paseo "pajarero", toca subir por el hayedo, haciendo un nuevo descanso en la explanada y acercándonos al pequeño pico de casi 1.300 m. desde el que se ve el caserío y la peña de Tobía, e incluso en lontananza varios macizos navarros.










Desde el pequeño pico junto a la pradera donde por la mañana nos reunimos
todos se ofrecen grandes vistas sobre el valle del Tobía y sus alrededores.

Mi ya maltrecha cámara no me dejó enfocar, pero sí apreciar las peñas de Tobía...

Seguimos subiendo hasta los collados, y el descenso hasta el monasterio lo hacemos con calma, llegando sobre las 18,30 h., ya entre dos luces, al cenobio. 



Panorámica desde la pequeña cumbre de casi 1300 m.






Muérdago.

Algunos espinos de la zona están invadidos por estas plantas semiparásitas.

Los frutos del muérdago son pequeñas bayas translúcidas no comestibles.



La Virgen de Valvanera y su contorsionista hijo.


Desde allí nos vamos en los coches hasta la venta de Goyo, donde nos espera una buena y variada cena que nos incluye la media pensión. Os dejo mapa del recorrido de unos 21 kms. y poco más de 600 m. de desnivel:


Domingo 13/12/22. Villavelayo-Cueva Calera.

Y al día siguiente vamos a hacer una ruta bastante diferente a lo habitual, pues nuestro objetivo será llegar y recorrer una recóndita cueva de unos 300 m. de profundidad  donde las filtraciones de agua y la disolución de la roca caliza han dejado formaciones espectaculares que esperamos poder explorar "linterna-en-frente". 

Pero antes, tras el desayuno, haremos una parada de camino junto a la carretera para dar un relajado paseo de unos 40 minutos por las ruinas de Mansilla de la Sierra, antigua cabeza comarcal que quedó bajo las aguas tras la construcción del embalse del mismo nombre en 1958.












Nos desplazamos luego en los coches hasta Villavelayo, dejándolos aparcados junto a la carretera 1 km. antes de llegar al pueblo. Félix y Dori prefieren dedicar la mañana a conocer algunos pueblos de la zona antes de regresar a Lerma y no se apuntan a nuestra "iniciación a la espeleología".

Al comenzar la marcha ya cerca de las 11h., tocará manejar los mapas para acercarnos a la ruta que llevamos marcada sin pisar el asfalto y, sin enriscarnos, vamos a descubrir bonitas trochas por las que nos encontraremos con algún que otro ciervo al regresar por la tarde.





Una vez en el barranco de los Doncellares, por donde transita el track que traemos, lo seguimos aguas arriba, entre praderas y bosque mixto, pronto acompañados de sus aguas saltarinas.






Al llegar a los 1050 m. de altura sobre el nivel del mar, nos alejamos de él por otro barranco que desemboca en su margen derecha. Nos separan sólo 500 m. de la cueva, a la que llegamos tras afrontar una empinada subida al final.







Entrada de la cueva Calera

Tras avituallarnos apropiadamente y frontal en frente entramos todos en la cueva, quedando grátamente sorprendidos enseguida; primero por una pequeña colonia de murciélagos colgados de su techo en espera de la noche, luego por alguna seta blanquecina a la que apenas llega luz y finalmente, una vez acostumbradas nuestras vistas al nuevo entorno, por la maravilla de formaciones que nos rodean: estalactitas, estalagmitas, coladas, gours...



Esta foto es de Antonio, y me he permitido incluirla por apreciarse,
quizá mejor que en el resto, el tono rojizo de paredes y suelos de la cueva.




en los tramos algo empinados hay escalones que facilitan el paso





La última estancia, para cuyo acceso conviene descalzarse y/o usar escarpines, esconde los gours más espectaculares. A ella llegarán sólo algunos de nuestros intrépidos "espeleólogos", que tomaron estas preciosas imágenes al final de la cueva.

Ésta es de Manuela...

... y ésta de Antonio.

Otros gours más pequeños y la colada más impresionante de toda la cueva sí la veremos todos.




Y al salir de la cueva decidimos bajar el primer tramo de gran inclinación y prepararnos para comer junto a unas grandes hayas a la espera de que se nos unan los más tardíos.



El retorno a los coches lo haremos siguiendo la ruta que hasta la cueva nos ha llevado, con mejores luces según va cayendo la tarde.








Llegando a los coches


Como os decía antes, la fugaz aparición de varias ciervas con sus pequeños nos dará una última alegría antes de finalizar esta atípica y preciosa ruta ya cerca de las 17 h. Un finde apretadito pero muy bien aprovechado, sin duda. Salu2 y que la naturaleza os guíe, como bien recomienda el amigo Jero.

Os dejo un plano con la bonita ruta (9 kms.) de ida y vuelta a la cueva. Llevando sólo
un coche se puede aparcar también en la entrada de la pista al final del barranco Doncellares.


2 comentarios:

  1. Qué maravilla de rutas. Muy atrevidos para meteros en la cueva.

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    1. Gracias, Antonio. Ya estábamos bien asesorados sobre la cueva, y bien pertrechados por si había algún imprevisto. No conviene adentrarse en una cueva sin conocer lo que te espera...

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