jueves, 9 de abril de 2020

Circular desde Mieza por la Peña del Águila y el bosque de almeces 09/02/2020

Partimos rumbo a Mieza un nutrido grupo de gentes jóvenes y no tanto, con idea de explorar ocultos senderos arribeños por los que la mayoría de nosotros no habíamos pisado aún. Comenzamos nuestra andadura sobre las 10,30 h. y pronto llegamos al cruce de pistas con una vieja señal indicadora a la que el paso del tiempo ha ennegrecido, casi perdiendo su función, señal que nos volverá a ver aparecer sobre las 18 h.





Pero antes de comenzar a descender la fuerte pendiente camino del Duero, el camino nos va a llevar  en poco más de media hora desde que salimos a un viejo conocido, el precioso mirador de la Peña del Águila.

Junto al cruce que lleva al mirador hay un merendero que entre otros atractivos
tiene esta bonita forja o varios bebederos trabajados sobre granito como el de abajo.


La "tropa" en el mirador. Al fondo se deja ver el poblado de Aldeadávila.


Hacemos un primer alto en el camino para disfrutar de las vistas, y retornando hasta el merendero, seguimos hacia el Duero por una pista que enseguida se convierte en sendero y que pronto nos va a ofrecer nuevas vistas espectaculares de este tramo arribeño tan especial.

Al fondo se deja ver el portugués pueblo de Mazouco.
Vamos a ir bajando poco a poco, por un terreno escabroso que en esta época del año parece más propio del norte de España, y con la referencia siempre, al otro lado de la Raya, del arroyo que se precipita desde las proximidades de Fornos hacia el Duero por la llamada Tapada do Coxo, formando una preciosa cascada cuando el agua abunda..



Sobre las 11,45 h. hacemos una pequeña parada para reagruparnos en un rellano, y tras un tentempié seguimos nuestro vertiginoso descenso por un sendero bien trazado en medio de un paisaje cada vez más arbolado donde los jóvenes almeces aún sin hojas contrastan con el verde dominante de musgos y helechos.



Usando los prismáticos, el arroyo que se precipita hacia el Duero frente
a nosotros nos deja apreciar mejor varias cascadas de gran belleza.





El bonito arroyo portugués que nos sirve de referencia viene del
cercano pueblo de Fornos,  oculto tras los montes que tenemos enfrente.









Un nuevo rellano nos reagrupa de nuevo sobre las 12,30 h., y media hora después nos encontramos ya casi al nivel del Duero, girando en dirección Este para seguir río arriba en un sube y baja continuo en medio del almezal. El bosque mágico que nos rodea, aún desnudo, nos va a dejar disfrutar de rincones y detalles inolvidables...



























Nos encontramos a poco más de 200 m. de altura, y esto hace que algunos árboles ya empiecen a mostrar sus mejores galas...













Tras casi dos horas por un sendero que en ocasiones ni llega a serlo, a las 14,45 h. paramos a comer en un claro del bosque que ofrece muy buenas vistas sobre el río.





Como la marcha no es muy larga, descansamos holgadamente y bien pasadas las 16 h. nos ponemos de nuevo en marcha, iniciando la subida que nos llevará de nuevo a la Meseta.







Media hora después decidiremos tomar una canal a nuestra derecha para abandonar este espacio único que es el almezal de Mieza.





Enfilamos la canal ya cerca de las 17 h., y en algo menos de media hora ya llegamos al llano.

Iniciando la canal que en un cómodo zigzag nos dejará de nuevo en la meseta.

Vimos en el hueco de una roca lo que de lejos parecía ser una lechuza, pero tirando
de zoom y prismas, comprobamos que no era así.., aunque lo parece ¿verdad? 



Saliendo del arribe.

Nos resta seguir por pistas hasta el pueblo, que ya se deja ver cuarenta y cinco minutos después.




Esperemos que se supere pronto la crisis del ovino y que podamos seguir
encontrando imágenes tan bonitas como ésta  o  la última foto de esta entrada
siempre que nos acerquemos a estas zonas rurales que tanto nos dan y tan poco nos piden...


Cerca de las 18 h. cerramos el círculo pasando junto a la señal de tráfico ennegrecida de la que os hablaba al principio, y unos minutos más tarde entramos ya en Mieza.


Un bando de rabilargos parecía celebrar nuestro regreso a Mieza con sus graznidos...


Como es pronto, damos una vuelta por el pueblo y, antes de regresar a Salamanca, buscamos un bar donde tomarnos un piscolabis (qué palabra ésta, tan usada hace no tanto tiempo y ya parece castellano antiguo...).



Os dejo un enlace a la ruta en Wikiloc, junto al recorrido y perfil de la misma, todo ello cortesía del amigo Pina...


Un abrazo, y que nos deje pronto el bicho que tiene confinada a media humanidad desde hace ya demasiado tiempo...

1 comentario:

  1. Qué paisaje tan espectacular, qué fotos tan bonitas,alegran el espíritu,muy buena vitamina para aguantar confinados. Gracias Manolo

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