viernes, 25 de noviembre de 2016

Navalperal-Cabeza Nevada-Lag. Güetre-5 lagunas-Navalperal 30/09 y 01/10/16.

En esta ocasión me apunté con Paco y Antonio a salir un viernes por la tarde; la idea era dormir en el monte y acercarnos al día siguiente a la cima del mogote del Cervunal (o Cabeza Nevada), para animar al amigo Carlitos en la ultratrail de Gredos justo en  el punto más elevado del recorrido con sus 2.426 m.  Ya el dormir en la montaña, el poder ver un cielo estrellado sin luces urbanas cerca y el subir pronto al pico teniendo mucho día después para "hacer montaña" eran buenos alicientes, pero el encontrarse en uno de estos lugares recónditos con una carrera... y con un amigo participando, convertían la experiencia en algo ineludible. La verdad es que impresiona el recorrido de la ultra, 82 kms. con unos 4.500 metros positivos de desnivel y un máximo de 19 horas y media para llevarlo a cabo, atravesando algunos de los lugares más emblemáticos de Gredos.

A las 7 de la tarde empezamos la caminata tras haber acercado los coches hasta el aparcamiento junto al río lo que al día siguiente nos quitaría la subidita a éste que tan "cuesta arriba" (y nunca mejor dicho) se hace a la vuelta. En el pueblo hemos de buscar una bajada alternativa al estar algunas calles cortadas por coincidir con la preparación de otra prueba, en este caso ciclista, que también iba a tener lugar en la zona al día siguiente.

Nuestra idea va a ser acercarnos a un chozo que hay cerca de la laguna del Cervunal, con pocas esperanzas de poder dormir dentro, al haber mucha gente de la organización de la prueba por la zona. Contamos con hora y media de luz, aunque con los frontales no creemos que haya problema en afrontar el último tramo hasta allí.

Un nutrido rebaño de cabras nos sale a despedir al cruzar el puente junto al aparcamiento, y media hora más tarde se deja ver la cima donde esperamos poder animar a los participantes en la ultra.




Nos sorprende no escuchar berrea alguna según subimos, aunque algunas jugosas observaciones "de pelo" se dejan ver, como el jabalí que descubrimos en una pradera junto al río poco antes de cruzarnos en el sendero con unas vacas de raza avileña.


El atardecer no se presenta espectacular pero, como siempre ocurre en la montaña, deja algunas imágenes sugerentes para el recuerdo.



Como habíamos calculado, el último tramo nos toca sacar los frontales y sobre las 21,30 h., tras algún pequeño problema en su localización exacta llegamos al chozo, con la agradable sorpresa de encontrarlo muy limpio y sin gente.


Tras la cena salimos fuera, comprobando que las nubes que nos han acompañado durante la subida se han marchado y en su lugar se nos muestra un sobrecogedor cielo estrellado aún más impresionante en un día de luna nueva.

Nos dormimos pronto; bueno, mejor dicho, nos acostamos pronto, que lo de dormir sobre el suelo.... Y antes de hacerlo, sentimos gente fuera que no llegan a llamar al refugio y, como comprobaremos al día siguiente, montan una tienda en las proximidades.

El sábado nos levantamos antes de amanecer, y sobre las 7,30 h. partimos en busca de la senda que conduce al Mogote del Cervunal a la luz de los frontales. Pronto llega la luz del nuevo día y con ella varios grupos de machos o de hembras de cabras montesas se dejan ver cerca de nuestra ruta.


Pasadas las 8 de la mañana, ya en pleno pedregal, nos cruzamos con dos voluntarios que están dando los últimos retoques a la señalización del recorrido de bajada desde el pico.


Aunque el amanecer nos pilla demasiado metidos aún en el "hoyo", conforme ganamos altura las luces de primera hora del día obligan a parar y tirar alguna foto de vez en cuando.



Algo más arriba nos encontramos con otro par de voluntarios que me piden que les tire una fotillo y la cuelgue en la página de la ultra; les hago unas cuantas, y me fastidia no poder hacérselas llegar al no poder subirlas la semana siguiente por no encontrar cómo hacerlo (si alguien sabe que me lo diga, porfa...).

Sobre las 9 de la mañana llegamos al pico, donde esperan a los corredores dos controladores de paso de la organización.



Un cuarto de hora después llegan los dos primeros corredores, que en solo cuatro horas y tres cuartos ya superan por mucho los 30 km. y han hecho tres subidas (y bajadas) muy potentes, la del Morezón desde Candeleda, la del rellano del Ameal de Pablo por la cuesta de los Geógrafos, y la del Cabeza Nevada por un empinado pedregal desde la trocha real tras superar la técnica bajada del Gargantón... ¡¡Impresionante, lo que hacen estos máquinas!!


Y aún les quedan cuarenta y tantos kilómetros con subidas y bajadas nada desdeñables, siendo la primera de ellas la que les llevará hasta el puente de Roncesvalles, 900 m. de desnivel bajo nosotros, del que nos separa otra buena pedrera... ¡Menos mal que no ha llovido, porque los resbalones aquí podían complicar mucho la carrera!

Sorprende ver lo abrigados que estamos los que permanecemos a la espera (sopla un vientecillo que deja los huesos helados) y la poca ropa de los corredores que, además, vienen de pasar gran parte de la noche corriendo "al fresco".


Me acerco siguiéndoles hasta el lomo de la montaña donde comienza la bajada y compruebo que uno de ellos, Iokin Garai, a la postre el ganador con un tiempo de 11 h.4 ' 39 '', empieza a tomar ventaja progresivamente.





Van llegando nuevos corredores y cerca de las 10 de la mañana decidimos acercarnos a la cumbre y tirar algunas fotillos hacia la zona donde se encuentran las cumbres principales de la sierra, el Almanzor y la Galana, hacia los que se dirige un cordal desde aquí que separa el Gargantón del circo de 5 lagunas.







Qué distinto está todo de aquel 25 de enero del año pasado, cuando por estos mismos lares cubiertos de blanco nos sorprendieron unas nubes lenticulares para el recuerdo... Podéis comprobarlo en este enlace.

Volvemos ladera abajo para tener mejor visión de la pedrera y poder localizar antes a los sufridos participantes. Desde aquí se aprecia parte de la Laguna Grande, y también el tramo más comprometido de los Barrerones, travesía que en verano no supone mucho riesgo pero que en invierno necesita muchas veces de piolet y crampones.



Sobre las 10,10 h. llega la primera chica con el que parece ser su "liebre", que incluso nos regalan sonrisas a su paso. Es increíble esta gente que después de lo que lleva en el cuerpo (y lo que les queda) aún tiene fuerzas para intercambiar impresiones sobre el recorrido o hacer bromas cómplices ante nuestros ánimos.





Y a las 10,40 h. vemos llegar ya a nuestro amigo Carlos, jaleándole desde arriba primero y charlando un rato con él al llegar a nuestro encuentro. Al percatarnos de que lleva un vendaje en la mano derecha nos cuenta que ha sufrido un pequeño accidente bajando del Morezón que le ha ralentizado más de lo deseado... ¿Habrá tenido que ver algo con ello el número que le ha caído en suerte?



Se despide de nosotros unos minutos más tarde, y prosigue su camino; le espera otra grata sorpresa al pasar por la plataforma, donde le esperan para animarle otros amiguetes salmantinos...

Teníamos idea de regresar al pueblo por 5 lagunas y, sobre las 11 h., siguiendo los consejos de los miembros de la organización con quienes hemos estado viendo a los corredores, decidimos bajar por el mismo sitio por el que suben los participantes hasta enlazar con la trocha real. Esto nos permitirá seguir cruzándonos con algunos más, cada vez más perjudicados... como denota su posición en la carrera...


Sobre la cabeza de la corredora se puede distinguir  la zona ampliada en la foto siguiente, donde se encuentra el puente de Roncesvalles de que os hablo antes, para que os hagáis una idea de las distancias...


Desde la loma que estamos descendiendo se muestra el Gargantón en todo su esplendor.


Mas o menos al mediodía nos separamos de la trocha que lleva a la portilla del Rey decidiendo seguir en busca del paso que nos llevará a la escondida laguna del Güetre, que aún no conozco. Antonio me ha puesto los dientes largos, al hablarme del paisaje desolador que rodea este recóndito rincón del Gredos profundo. Y la cosa promete según nos acercamos.




Tres cuartos de hora después, al ver la hoya donde se encuentra la pequeña laguna se perciben esas mismas impresiones que me transmitía Antonio... Me sorprende encontrar ranas y tritones en estas aguas que en breve quedarán candadas hasta bien entrada la primavera del año que viene.



Y la bajada hacia la Laguna Cimera desde aquí nos va a obsequiar también con vistas impresionantes.




Sobre las 14 h. nos encontramos ya junto a ésta y, aunque ya nos suenan las tripas, decidimos continuar hasta la Laguna Galana antes de comer.


Mientras tomamos las instantáneas de rigor, vemos un grupo de gente con que parece dirigirse a la pequeña laguna de la que venimos.




Ya junto a la Laguna Galana nos colocamos en uno de los pocos lugares donde el viento no molesta demasiado y permanecemos una horita comiendo y sesteando...


Ya cerca de las 15,30 h. seguimos en busca del resto de las lagunas en un entorno de gran belleza, especialmente en el tramo que conduce de la Laguna Mediana a la de Brincalobitos y a la Bajera y al pasar por éstas.











Una hora después nos encontramos ya junto a la Laguna de Majalaescoba.




Y en otra media hora llegamos al refugio de la Barranca, similar al que nos acogió la noche pasada y que, como áquel, permanece perfectamente integrado en el entorno. Si no conoces la ubicación es fácil que no te percates de él hasta que estás prácticamente encima, viendose delatado por las tejas romanas que lo protegen en la actualidad.




Desde aquí hay algunas rutas alternativas que espero hacer algún año de éstos, una que enlaza con la ruta que seguimos ayer a la altura del refugio donde pasamos la noche, y otra que conduce a otro espacio lagunar poco conocido, el de las Lagunillas.


Seguimos por el valle principal, que cada vez se abre más y nos deja ver algunos abedules de gran porte, seguramente relícticos de otras épocas...


Nos cruzaremos con algunos excursionistas, pocos, y llegaremos al punto donde se separan los caminos que desde el pueblo llevan a 5 lagunas y a la Laguna Grande a las 18,45 h. En este punto, donde también hay un pequeño refugio en mal estado, es donde ayer nos separamos de ambos caminos siguiendo la trocha que, entre medias, se dirige al Mogote del Cervunal.



Tan solo tres cuartos de hora nos separan ya de los coches, pero antes de llegar a ellos aún saco la cámara unas cuantas veces para aprovechar las siempre agradecidas últimas luces del día... 










2 comentarios:

  1. Bonita crónica. Un fin de semana para enmarcar y recordar.

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  2. Como siempre Manolo, es un placer leerte y seguir tus rutas...

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