miércoles, 31 de julio de 2024

Madeira 23-27/03/2024.

Llegó el momento de compartir con vosotr@s nuestro viajecito a una isla en medio del Atlántico que esconde en su interior paisajes espectaculares, muchos de ellos fácilmente accesibles. Hay que dar gracias por ello a su tupida red de levadas, canales construídos otrora para llevar el agua de las zonas más húmedas a otras no tanto pero más fértiles junto a la costa. Un auténtico paraíso para los que gustamos de caminar por el campo y de la naturaleza, sin duda.

Sábado 23/03/24. Funchal-Monte en teleférico y regreso por la levada do Bom Sucesso (11 kms.).

El vuelo lo hacemos desde Oporto (mucho más económico que desde Madrid), y al salir por la mañana pronto, en torno a nuestras 10,15 h. ya estamos en el aeropuerto de la isla gestionando el alquiler de coches, requisito este casi imprescindible para moverse por ella y acceder a los percursos pedestres más demandados. Aunque como sabéis en Portugal es una hora menos (y cuando más al oeste más se nota) las referencias a horarios voy a seguir haciéndolas siguiendo la hora española.

Mala fama tiene el aeropuerto de la isla, aunque los nuevos sistemas de navegación con que cuentan los pilotos y la ampliación de su pista en tiempos recientes ha disminuído drásticamente su peligrosidad. 


Vistas desde el aeropuerto hacia Caniçal y la punta de San Lorenzo.

Tras acercarnos a la capital desde el aeropuerto y aparcar cerca del Mercado dos Lavradores decidimos sobre las 13 h. coger el teleférico que salva más de 500 m. de desnivel hasta Monte.

Aún se dejan ver los efectos de los graves incendios del verano
de 2016 en la zona. El teleférico llega muy cerca de la iglesia de
Nossa Senhora, en el  centro de la foto, que visitaremos más tarde.

Descenderemos por la tarde por el valle que aquí
 se aprecia, coronado por un gran viaducto.


Una vez allí nos recreamos con las vistas y, tras un pequeño paseo de un cuarto de hora que nos deja ver a los carreiros do Monte en acción nos acercamos sobre las 14 h. a la iglesia de Nossa Senhora, donde se encuentra la tumba de Carlos I, último emperador de Austria beatificado por Juan Pablo II.


No ha variado mucho desde 1850 la técnica y los medios
utilizados para bajar a los turistas por las empinadas cuestas de Monte.

Las dos grandes escalinatas que suben a la iglesia,
nuestros primeros tramos de escaleras en una isla
en la que encontraremos cientos o miles de ellas. 



Los carreiros que completan el recorrido suben
de nuevo a por más turistas en estos minibuses.

Luego nos acercamos a comer a un chiringuito con buenas vistas, donde tenemos el primer contacto con uno de sus platos más típicos, que nos va a encantar, el llamado pez espada con banano (pez sable con plátanos).


Sin saber bien lo que nos espera... y sin el calzado más apropiado... sobre las 16,15 h. nos acercamos a la levada do Bom Sucesso que permite bajar a pie desde Monte a Funchal.



En la zona alta se aprecian mejor los efectos del gran incendio, contrastando con
la belleza de la primera de las muchas cascadas que encontraremos en Madeira.

El buen camino del principio nos anima a seguir bajando, convirtiéndose éste... cuando ya hemos descendido un buen desnivel y ya no merece la pena retornar... en un sendero más montañero con muchos escalones, sin gran dificultad, pero en el que conviene ir atento.

Hay varios teleféricos en la isla, por el valle que
descendemos también lo  hace el del Jardim Botânico.


Nuestro primer contacto con uno de los endemismos
más abundante, el pinzón de Madeira.



En algunos momentos pasa nuestra ruta por enclaves de gran belleza, a pesar de la cercanía de infraestructuras como el teleférico del Jardín Botánico o un gran viaducto de la autopista que lleva al aeropuerto.









Tras pasar bajo él, sobre las 18,30 h. nos encontramos de nuevo en zona urbana, bajando por unas inclinadas escaleras donde una residente nos dice que la levada por la que hemos bajado está cerrada al público por desprendimientos...



En el centro de la foto, una de las cabinas del
teleférico que usamos por la mañana, con la
catedral y parte del puerto de Funchal tras él.



Media hora después nos encontramos ya en Funchal, a la orilla del mar cerca del fuerte de Santiago.




Volvemos a por los coches para llegar a una hora prudencial al precioso apartamento con vistas que nos ha reservado Lucía Travelling S.A. 😍 en Câmara de Lobos, afrontando nuestros primeros desafíos en coche de pocos caballos por las "cuestecillas" de Madeira.

La primera foto desde la terraza del apartamento.

Nos faltó tiempo a algun@s para sacar provecho
al billar y al futbolín con que contaba nuestro hogar.

Domingo 24/03/24 Vereda de
Balcões-Piscifactoría (4,5 kms), Santana y Ponta do Rosto (punta de San Lorenzo).

Como éste es uno de esos viajes donde la disparidad de criterios hace necesaria la negociación entre quienes gustamos más de caminar en la naturaleza y otros más urbanitas y poco madrugadores, hasta las 11,30 h. (hora española, insisto) no salimos de casa con uno de los recorridos estrella in mente: el sendero entre el pico Aereiro y el pico Ruivo.

Antes de salir, al lado del apartamento, tenemos nuestro
primer contacto con otro de los endemismos isleños, en este caso
 compartido con nuestras islas canarias, que dan nombre a este bonito pájaro.

El navegador de Google Maps nos lleva por malas carreteras y grandes desniveles hasta el lugar donde comienza la ruta... que encontramos rodeados de una espesa niebla, con lluvias intermitentes y fuerte viento. Sobre la marcha optamos por cambiar los planes y acercarnos a Ribeiro Frío, donde se encuentra la levada de Furado. Llegamos allí cerca ya de las 13,30 h., encontrando cerrada al tránsito por desprendimientos dicha levada, que une este enclave con Portela... No parece acompañarnos la suerte este día, aunque hemos dejado la niebla más arriba y desde donde nos encontramos nos separa un corto y cómodo paseo al Mirador de Balcoes, que promete mucho... 



Nos acercamos en unos minutos hasta allí y descubrimos el que quizá sea el mirador más espectacular que conozco, rodeados de un verde rabioso con las paredes de los picos más altos de la isla entre nieblas a un lado y la costa norte a otro.







Tras jugosas observaciones de pinzones y reyezuelos de Madeira (de estos últimos no conseguí ninguna foto decente ¡cachis!) nos acercamos a pie a la piscifactoría de Ribeiro Frío, comiendo en un bar cercano a resguardo de las lluvias intermitentes que nos acompañan.

La hembra del pinzón es guapa...

... y el macho también.





Sobre las 16 h., ya de regreso a los coches consigo alguna fotillo decentilla de otro de los endemismos isleños, la paloma de Madeira.

Paloma de Madeira (columba trocaz)

Camino del sur paramos en un pueblo para contemplar los hermosos paisajes que vamos dejando atrás, entre los que destaca en un alto San Roque do Faial y su iglesia matriz.


Muchos cultivos exóticos en la zona, como estos tomates de árbol.


San Roque do Faial y su iglesia matriz


Papayas

Aguacates

Penha de Águia 

Llegamos sobre las 17 h. a Santana, parando allí para conocer las coloridas casas de tejado vegetal que se han convertido en uno de los iconos de la isla.

Esta tórtola turca nos vino a saludar nada más llegar a Santana




Aunque originarias de Sudáfrica, es corriente encontrar estas vistosas
flores, conocidas como "aves del paraíso" (strelitzia reginae) en la isla. 

La esfera armilar, uno de los símbolos de Portugal.

Y como aún no es tarde, por la cara B de las carreteras madeirenses (la red de vías rápidas que horadando sus montañas comunica sus principales poblaciones) nos dirigimos hacia la Punta de San Lorenzo, donde se encuentra otro recorrido pedestre con mucho atractivo que, si nos da tiempo y los menos andarines de nuestros acompañantes nos permiten, tenemos idea de hacer.

Poco antes de llegar damos un pequeño paseo para conocer la praia da prainha, una de
las mejores playas naturales de la isla. Al fondo se ve el dique del puerto de la Quinta do Lorde.


Sobre las 18,15 h. nos encontramos ya dando un paseo por los alrededores del impactante mirador de Ponta do Rosto. Un pequeño percance al volver a los coches descarta por completo recorrer el sendero de pequeño recorrido que "entre dos mares" acerca a otro espectacular mirador, el de la Ponta do Furado.

Al fondo se ven caminantes por el sendero que se acerca a la Ponta do Furado.

A la derecha la costa norte de la isla, y tras los aerogeneradores la sur.

Aquí se aprecian mejor ambas costas, y también esos "tubos de órgano"
basálticos, que nos recuerdan el viaje que hicimos el año pasado a Irlanda.


Quinta do Lorde




El sol salió tímidamente a última hora y me dejó hacer esta
 foto, una de las que más me gustan del viaje a Madeira. 

De regreso a nuestro apartamento paramos ya cerca de las 20 h. en la playa de Machico, cenando en un restaurante de esta localidad costera.


Al fondo, la silueta de la Punta de San Lorenzo.


Lunes 25 de marzo. Levadas de las 25 fontes (8,6 kms. i/v) y de la cascada do Risco (3 kms. i/v
). Porto Moniz.

Hoy toca acometer uno de los platos fuertes de nuestro viaje y, como de costumbre, nos lo tomamos con calma. Tras desayunar tranquilamente y disfrutar un rato de nuestra terracita salimos sobre las 11 h., acercándonos a visitar el turístico mirador do Cabo Girão (publicitado como el mirador costero más alto de Europa).








Se dejaron ver muy bien varias lagartijas de Madeira.
Aunque endémicas de Azores y Madeira, también se han
asentado desde hace un par de décadas en Las Palmas de
Gran Canaria tras viajar el reptil como polizón en algún barco... 


En torno a las 13,30 h., en un día especialmente ventoso, comenzamos la ruta, debiendo dejar aparcados los coches en la cuneta de la carretera ER110, unos cientos de metros antes del aparcamiento habilitado, que se encuentra a rebosar.

Al salir de los coches se dejan ver aún los efectos del
gran incendio de 2016, y una buena vista hacia el sur.

Y hacia el norte, el camino de bajada hacia Rabaçal, punto de inicio del tramo más
espectacular de ambas levadas, y que los menos andarines salvan usando pequeños minibuses. 

El primer tramo, en descenso por pistas, no es especialmente bonito, pero la cosa cambia al emparejarse nuestra ruta con la levada creada en la primera mitad del s. XIX para llevar las aguas de varios afluentes de la Ribeira Grande hacia una zona más fértil y llana al sur, facilitando su explotación agrícola. Rodeados de la laurisilva madeirense, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, tras descender casi 300 m. de desnivel que comparten ambas levadas, primero recorremos la  del Risco que, a una altura cercana a los 1000 m. de altitud y muy llevadera para todo tipo de caminantes, culmina en un mirador sobre una preciosa cascada. 

Vamos a ver varias truchas al cruzar un puente al principio del recorrido.
Va a ser frecuente encontrarlas también en las levadas junto a las que
hagamos las marchas de este día y del día siguiente.



Llegando a Rabaçal vemos este cruce que probablemente se dirija a lo
alto de la cascada del Risco, por donde veremos una persona más tarde...



Nuestro primer contacto visual con la espectacular cascada do Risco.





Poco antes de llegar junto a la cascada toca darse una
pequeña ducha para salvar ésta, no menos espectacular.


El paisano del que os hablo más arriba, a vista de zoom.

Como ya nos acercamos a nuestras 15 h., paramos un rato allí a comer.


Aunque parece que se puede continuar pasando por un túnel bajo la cascada,
la entrada de éste está cerrada con una verja, y el mirador marca el fin de esta ruta. 

Acompañados de niebla y llovizna intermitentes volvemos sobre nuestros pasos y atrochamos por un senderín en busca de las 25 fontes, deviendo esquivar en ocasiones algunos troncos de escobas o lauráceas varias veces centenarios bajo los que discurre un estrecho sendero y el canal de aguas saltarinas, donde las truchas parecen las dueñas del lugar.











A diferencia del tramo que iba en busca de la cascada do Risco, la estrechez
de algunos tramos hace que toque subirse al muro del canal al cruzarse con alguien.




Sobre las 16,30 h. completamos nuestro recorrido de ida al llegar a la poza que recoge las aguas de otra impresionante cascada, con un gran número de pequeñas fuentes a su alrededor.



De regreso sale enseguida un desvío que exploro un rato pero no llego a completar al decidir el grupo volver ya por el que trajimos a la ida (en algunos tracks he visto que se puede llegar a una zona con varios manantiales en unos cientos de metros).


Tras hacer varias fotos al resto de expedicionarios desde ese desvío, sobre las 17 h. enlazo con ellos y media hora después nos encontramos ya en el bar donde comienza la ruta a pie (el resto del recorrido, por pista hasta el aparcamiento se puede hacer en bus).


Por la tarde se va a dejar ver el sol entre las nubes
 y la llovizna y las nieblas parecen remitir poco a poco.






Petirrojo madeirense

El último tramo de escaleras llegando a Rabaçal

Mirlo madeirense

Y sobre las 18,30 h. con una lluvia y un fuerte viento que retornan en el último tramo completamos todos nuestro recorrido hasta los coches.

Bajamos por una estrecha y serpenteante carretera hacia Porto Moniz, localidad sita en el extremo noroccidental de la isla, parando poco antes de llegar allí sobre las 20,15 h. para contemplar los ilhéus da Ribeira da Janela.




Ya en Porto Móniz un buen paseo nos va a llevar hasta sus famosas piscinas naturales, cerradas al baño por la fuerte marejada lo que, por otra parte, nos permite disfrutar de grandes olas rompiendo al llegar a la costa al atardecer. 




Aunque el baño está prohibido en la zona por las condiciones meteorológicas,
algunos aprovechan las zonas más resguardadas de las piscinas naturales.








Porto Moniz presenta una bonita estampa desde la costa.



Vamos a cenar allí antes de utilizar de nuevo la cara B de las carreteras de Madeira, por donde una alternancia de viaductos y largos túneles nos permite retornar rápidamente a la otra punta de la isla y desde allí a nuestro apartamento  en Câmara de Lobos.

Martes 26 de marzo. Levada do Caldeirão Verde (17,5 kms. i/v).

Comenzamos el día con una suave lluvia intermitente que nos permite ver un bonito arco iris desde nuestra terraza.


La ruta de hoy es la más larga, y muy prometedora... pero uno de los "integrantes de la expedición" decide quedarse en el apartamento tras sufrir las lluvias y viento que nos acompañaron a última hora durante el recorrido del día anterior. 

Una mala jugada del navegador nos lleva al aparcamiento desde donde comienza una de las rutas hacia nuestros "malogrados" picos Aereiro y Ruivo. Una vez allí, las persistentes nieblas y lluvia, acompañadas de fuertes vientos, de nuevo nos disuaden de explorar la zona.

Ya son las 14,15 h. cuando, dejando esas pésimas condiciones meteorológicas atrás, desde el cuidado Parque de Queimadas comenzamos a caminar junto a la levada más bonita, a mi parecer, que hemos recorrido durante nuestra estancia en esta paradisíaca isla. 

Parque forestal das Queimadas

Cientos de charcos chocolateados como
 éstos tocará salvar en el  día de hoy.


Tras una hora de un recorrido muy diferente al del día anterior, al transcurrir a menos altitud y con distinta orientación y ceder el protagonismo las grandes escobas a los árboles de la laurisiva, pasa nuestro camino junto a una bonita cascada.


El paraguas viene bien por estos caminos pegados a laderas
de fuerte inclinación que rezuman agua frecuentemente.


Pues sí, hasta por aquí hay gente corriendo.

Este puente sirve de acueducto a la acequia que nos acompaña.










Poco después la levada se aferra a la pared en una zona de gran inclinación que nos permite ver el mar y los cursos fluviales que varios cientos de metros bajo nuestros pies recogen las aguas de una zona donde llueve mucho...




En temporada alta debe ser complicado el tránsito en algunos
 tramos, a pesar de las restricciones de paso que seguramente habrá...


Al fondo, caseríos costeros próximos a Santana.



Y sobre las 16 h. llegamos a la primera de las cuatro cuevas que cruzamos sin problemas al ir pertrechados de frontales y linternas, como se recomienda a todo el que transite por esta levada.







Tras atravesar otra cueva media hora después, el sol sale a vernos y el paisaje que nos rodea se dibuja, si cabe, aún más espectacular.





Las caídas verticales cubiertas de vegetación impresionan.













Ya cerca del Caldeirão Verde se llega al nivel de uno de los afluentes de la Ribeira Grande.

Falta poco para las 17 h. cuando nos juntamos de nuevo todos los "expedicionarios". Nos encontramos ya junto al Caldeirão Verde y las imponentes cascadas que descienden impetuosamente en su busca, en un paraje que nos deja a tod@s con la boca abierta. circunstancia que aprovechamos para dar buena cuenta, más tarde de lo habitual, de las viandas que hemos traído.



Cascadas del Caldeirão Verde.



Caldeirão Verde

Decidimos dar buena cuenta de nuestras viandas... que ya es hora... y retornar luego desde aquí, descartando aventurarnos en busca del Caldeirão do Inferno, cuyo acceso se encuentra cortado por desprendimientos.

Lavandera cascadeña madeirense


Y en nuestro recorrido de vuelta vamos a disfrutar de nuevo de un trayecto espectacular, muy diferente al retirarse poco a poco las nubes, llegando sobre las 19,10 h. a los coches.

Aquí va a necesitarse un arreglo en breve.








De los pocos hongos que ví, algo que me extrañó.














Poco antes de llegar a Queimadas ganan protagonismo los árboles de gran porte.




Las casas de techo vegetal que hay en Queimadas son muy vistosas.




Miércoles 27 de marzo. Funchal
.

Con gran pesar por mi parte 😅, descartamos acercarnos de nuevo a la Punta de San Lorenzo para hacer el pequeño recorrido que dejamos pendiente el primer día y optamos por dar un buen paseo por Funchal. El nombre de la capital parece ser que viene de funcho, hinojo en portugués, planta esta que encontraron en abundancia los primeros pobladores de la isla que llegaron con Joao Gonçalvez Zarco en 1419.  Y lo primero que  haremos en una visita con calma de su famoso Mercado dos Lavradores, su pequeña pero coqueta catedral y algún parque del centro.


Crucero aproximándose a Funchal.


Peces sable, protagonistas de uno de los platos
 estrella de Madeira, del que os hablé al principio.

A la hora que llegamos apenas quedan ya algunos
peces sable y atunes en el ala dedicada a la pescadería.



La pequeña catedral tiene un interior precioso.






Gaviota patiamarilla de Madeira (larus 
 
michahellis atlantis), más oscura que la "nuestra".

Culminamos nuestra visita acercándonos al puerto tras una buena comida en un restaurante del casco histórico.

El crucero de más arriba, ya en puerto.




Sobre las 20,30 h. ya nos encontramos en el aeropuerto para entregar los coches antes de coger el vuelo de vuelta a Oporto. Una vez allí, tras recoger nuestros vehículos, ya de noche nos desplazamos en ellos a un apartamento cercano que tenemos reservado para dormir. Al día siguiente, acompañados de fuertes lluvias al principio, retornamos a España tras completar nuestra visita a una isla en medio del Atlántico que os recomiendo visitar alguna vez a tod@s. Un viaje inolvidable, aunque nos hayan quedado en el tintero por una u otra razón varias actividades, unas programadas, de las que os he hablado más arriba, y otras no menos recomendables, como los miradores de Eira do Serrado hacia Curral das Freiras o de Garganta Funda, otros teleféricos... En fin, siempre hay que dejar algo pendiente para la vuelta...