Pasamos junto a la Iglesia de San Millán, con sus galerías de arcos porticados, tan típicas del románico segoviano. Como curiosida os diré que su planta reproduce, en pequeño, la de la catedral de Jaca.
Pronto llegamos a la plaza del Azoguejo, donde se encuentra la parte más conocida del Acueducto, que aquí llega a superar los 28 m. de altura. Cuesta creer que los bloques de granito que lo forman no estén unidos entre sí con ningún tipo de argamasa y siga en pie después de 2000 años.
En la oficina de turismo que hay en la misma plaza nos "agenciamos" un plano y, al otro lado del acueducto encontramos la estatua de la loba capitolina con sus Rómulo y Remo, conjunto escultórico idéntico al que vimos junto al puente romano de Mérida 15 días antes. Al ver la leyenda que reza a sus pies deducimos que la ciudad de Roma suele regalarlos a las ciudades donde han quedado vestigios romanos de interés...
Por la calle Juan Bravo, uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, enfilamos hacia la Plaza Mayor, contemplando algunos de los monumentos más emblemáticos de Segovia, como el torreón Lozoya con las estatuas de Juan Bravo y un par de esfinges romanas en sus proximidades, la iglesia de San Martín con su impresionante galería de arcos porticados o casas-palacio renacentistas donde destaca por su curiosidad la llamada de los picos. En el interior de San Martín me llama la atencion la calidad de la imagen del Cristo Yacente que encuentro en una de las capillas. También resulta chocante esa costumbre tan segoviana de colocar las tejas "al revés" que se mantiene en todo el casco antiguo.
Entramos en la catedral, que tanto recuerda a la nueva de Salamanca tanto en el exterior como en el interior.
Tras reservar un lugar para comer más tarde nos acercamos al Alcázar por la calle de Daoiz. Es ésta una zona con buenas vistas sobre el casco histórico y los alrededores de Segovia. Me sorprenden la calidad del conjunto escultórico dedicado a Daoiz y Velarde y a los caídos en la guerra de la Independencia y la altura del foso que separa al Alcázar de la plaza donde se encuentra.
Las vistas se hacen más espectaculares si cabe en la pradera habilitada junto a la iglesia de San Marcos, y el trayecto junto al Eresma da mucho juego ornitológico.
Encontramos a un joven segoviano que al ver como nos recreamos observando una gallineta, varios azulones y una lavandera cascadeña nos indica donde podemos ver un halcón posado.Os dejo dos fotos donde podéis distinguir la rapaz y el lugar donde se encuentra el posadero y/o nido, por si pasáis por allí y quereís buscarlo.
Nos despedimos de Segovia no sin antes pasar junto a su impresionante Acueducto. Desde luego, el día ha cundido a pesar del omnipresente cielo gris que a última hora parece querer abrirse tímidamente. Muy recomendable una visita a tierras segovianas. Salu2 a tod@s.
Totalmente de acuerdo. Gracias por comentar.
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