viernes, 10 de junio de 2016

Regreso a la rivera de Moralina 22/05/2016.

En el mes de abril de 2014, descubrimos esta rivera, una más de las muchas que se precipitan hacia el Duero en plenos Arribes zamoranos o salmantinos, pero que nos gustó especialmente, por su caudal, por su vegetación, por sus paisajes,  por sus molinos... Podéis ver la entrada que hice en su día aquí.

Esta primavera, generosa en lluvias, hemos decidido acercarnos de nuevo, coincidiendo con el punto álgido de la floración en la zona, lo que algunos de nosotros, a quienes los pólenes complican la vida diaria, no agradecían demasiado. A pesar de todo, como comprobaréis a la vista de las fotos, ha valido la pena repetir, y hacerlo en mayo...

En esta ocasión hemos decidido salir desde Moralina en vez de repetir la marcha de hace dos años (entonces no visitamos el pueblo), centrando la actividad en la que por allí se conoce como ruta de la rivera de los Molinos. Este mapa que he encontrado aquí os puede orientar sobre nuestro recorrido que, básicamente, es el que va en busca de los distintos molinos que veis marcados en él. También vienen bien mapa y enlace para trazar otras rutas o conocer más cosas sobre Moralina...


Como viene sucediendo en las últimas marchas, lo que empieza a ser preocupante ;-), salimos algo tarde de Salamanca (9,30 h. tras charlar un rato y echar gasofa si mal no recuerdo) lo que hace que hasta una hora y cuarto más tarde no nos encontremos dando una vuelta por el pueblo antes de enfilar hacia la rivera.

Como no hay mal que por bien no venga, esto nos permite disfrutar brevemente del vuelo de un alimoche que parece salir a darnos la bienvenida en el mismo pueblo, donde también disfrutamos del canto y colorido de varios jilgueros.

Alimoche
Jilguero
Y en el mismo pueblo nos deleitamos también con la noria restaurada, totalmente operativa, como se encarga de comprobar el amigo Paco, y de un pequeño sendero botánico por el pueblo que no recorremos por razones de tiempo pero que queda pendiente para la próxima ocasión.


Poco después de las 11 h. ya nos encontramos en plena ruta, con el oruxmaps en ristre y aprovechando el track compartido en wikiloc que os muestro y podéis encontrar aquí.


En principio no seguimos la rivera, dejando la visita al molino de la Vega (o Veiga) para el final. Por el llamado Camino Requejo partimos para enlazar pronto con ella en el Puente Molino Isabel y acercarnos por la misma pista al Puente Molino Bailador, punto de enlace con el GR14, donde llegamos sobre las 11,30 h. después de haber disfrutado ya de varias observaciones pajariles a tener en cuenta, destacando las de varios alcaudones comunes.


En este punto, como ya nos sucediera hace dos años, el panorama cambia y el paisaje se enriquece, al dejar la pista para seguir un sendero, que en muchos puntos apenas se intuye, que sigue el curso de una rivera cada vez más caudalosa y saltarina, salpicada de restos de antiguos molinos. Y en esta ocasión, tras una primavera generosa en aguas y la floración de escobas y otras plantas a tope, el panorama se muestra aún más atractivo, si cabe.

Como sucede con otras riveras en los Arribes, al adentrarnos en la hondonada que forma ésta parece que entramos en otro mundo, donde la naturaleza aún gana el pulso al hombre, o donde éste ha resuelto concederle una pequeña "reserva integral".





Con las hierbas tan altas de este año casi cuesta seguir las trazas del camino, y apenas se deja ver la mano del hombre en los postes indicadores del recorrido o al pasar a mediodía junto a un pintoresco y escondido puente de lajas ubicado justo a mitad de camino entre el del Molino Bailador y el puente Zamora.


Media hora más tarde cruzaremos éste último poco después de  pasar sobre otro más moderno, con lajas encementadas. Cerca de aquí veremos pasar jugazmente un martín pescador.








Antes de pasar preferimos descansar un rato y acercarnos a ver los alrededores, donde el arroyo de la rivera une sus aguas a la rivera de Moralina y ambos cursos convertidos en uno solo al llegar al puente se precipitan bruscamente en busca del Duero.




Justo aquí da media vuelta el recorrido encontrado en wikiloc y el GR14 se separa de la rivera camino de Villadepera, pero para nosotros empieza "la aventura" de seguir rivera abajo como ya hicimos hace dos años. Nos separaremos del GR un par de minutos después de atravesar el puente, en una zona abierta por donde cruza el recorrido de unas lineas de alta tensión, y por nuestra derecha bajamos al encuentro de la rivera, cruzando a su margen derecha 15 minutos después de pasar el puente, en un punto donde varias piedras facilitan el paso.

Pareja de alcaudones comunes



Empieza entonces un sube y baja por el tramo más bonito de la excursión, disfrutando de buenas vistas sobre la rivera y de algunas jugosas observaciones.


Doncella mayor (melitaea phoebe)


Milano negro




Sobre las 13,30 h. elegimos para comer una pequeña explanada, frente a los restos de un molino al otro lado de la rivera . La otra vez que estuvimos por aquí algunos cruzamos de nuevo la rivera para ir a ver el Duero; en esta ocasión solo lo haré yo, dedicándose el resto a charlar, buscar ranas o practicar el "deporte nacional"... que la buena temperatura invita a ello.





A las 14,20 h. me separo del resto y quince minutos después, tras espantar un par de bandos de perdices en el ascenso y disfrutar de un buen panorama sobre el último tramo de la rivera, llego al punto donde el Duero se deja ver, en esta ocasión sin dar con los bonitos chiviteros que vimos hace dos años.




Bajo un poco hasta un punto donde se contempla una buena panorámica del río y no me acerco tanto a la desembocadura de la rivera como hace dos años, cuando pude ver bien los restos de los molinos Chano y Hullón.


Juvenil de curruca carrasqueña
Como habíamos acordado, sobre las 15 h. estoy de nuevo con el grupo y volvemos sobre nuestros pasos... con alguna pequeña variación en el punto donde la rivera forma dos bruscos meandros, que llegan a confundirnos sobre la dirección a seguir.


Deshollinador (odezia atrata), polilla de hábitos diurnos











Nos cruzamos de nuevo con un pequeño rebaño de cabras que ya habíamos visto en la ida, y se suceden buenas observaciones de bichos varios. Entre ellas yo destacaría el escarabajo sanjuanero que os presento más abajo, curioso coleóptero cuyos machos portan unas antenas que a mí me recuerdan a los cuernos de los alces... Parece ser que sus larvas se encuentran a distintas profundidades bajo el suelo, en busca de raices que devoran con avidez; son un manjar para los mirlos y para los frikis de la supervivencia, que los consideran una buena  y "sabrosa" fuente de proteinas, vamos,  un "marisco de emergencias".



Escarabajo sanjuanero (melolontha melolontha)

Lagartija colilarga occidental  (psammodromus manuelae). Macho con colorido de la época de celo




Transcurridas dos horas desde que dejamos la explanada de nuevo nos vemos cruzando el puente Zamora, donde intento localizar, sin éxito, una piedra con unas letras grabadas seguramente cuando se pusieron las lajas por primera vez. Como no puse la foto en su día, la añado ahora. Si alguien sabe lo que dice, que lo ponga en un comentario, "s'il vous plait".



El tramo entre el puente Zamora y el del molino Bailador, repleto de restos de molinos nos lo tomamos con más calma.., si cabe...








Lagartija rabilarga occidental (hembra)
Mariposa arlequín (zeryntia rumina)


Hora y media después nos encontramos en el molino de la Vega tras dejar el camino Requejo que seguimos a la ida a la altura del puente molino Isabel. Aquí mi cámara se queda sin batería, descubriendo, para mi pesar, que no tengo la que siempre llevo de repuesto... Al regresar a Salamanca tampoco la encuentro, con lo que la doy por perdida... La foto del interior del molino está hecha con el móvil desde fuera; lo encontramos cerrado pero está restaurado y seguro que se puede visitar.



Y antes de regresar a Salamanca, más tarde de lo esperado, pasamos junto a una ermita unida al cementerio donde no encontramos la puerta de entrada ¿? Luego vendrán corriendo los niños para enseñarnos una finca cubierta por redes donde hay ciervos, entre otros bichos de pelo y pluma... Recuerdo que en otra ocasión vimos también corzos, no sé si en ésta o en otra finca, y que les regalaron unos huevos de ganso a los peques...






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