miércoles, 16 de septiembre de 2015

Arcachón, Pilat y Burdeos 20-21/08/2015.

Decidimos este verano acercarnos a París en coche, y para que tener un viaje más llevadero hemos hecho noche en Burdeos a la ida. Ya de vuelta, hemos dedicado dos días y medio a visitar algunos enclaves junto al río Loira. Aprovechando la coyuntura familiar también hemos hecho escala en Zarauz que, como Sayago, por poner un ejemplo, nunca falla...

Como el viajecito en cuestión ha dado mucho de sí, voy a dedicar no una, sino tres entradas al mismo; ésta es la primera.

Salimos de madrugada de Salamanca, y ello nos permitió llegar a comer a Arcachón, eso sí, algo más tarde de lo pensado por alguna pequeña retención y los clásicos problemas a la hora de orientarse y aparcar en un sitio que no conoces. Aún así, a las 16,30 h. ya estábamos con la minimochila al hombro y la cámara en ristre... bueno, y  con un pequeño plano de la ciudad-balneario que nos dieron en la estación de trenes junto a la que habíamos aparcado.

En un parque cercano dimos cuenta de nuestras viandas y tras un corto paseo por él (muy bien cuidado, como todos los que visitaremos en Francia) bajamos hacia la orilla del mar.



Seguramente lo más atractivo de la ciudad sean sus playas y paseos junto a la bahía y las panorámicas que ésta ofrece, pero también sorprenden algunas casonas, su casino, la gran cantidad de carriles-bici... muy transitados.., y curiosidades como la escultura de una cola de cetáceo que aquí os dejo.






Teníamos intención de conocer también la cercana duna de Pilat, y decidimos hacerlo a última hora de la tarde. Este conjunto de arena que sobrepasa los 2 km. de longitud llega a tener una altura de 114 m. sobre el nivel del mar, lo que la convierte en la duna más alta de Europa. Resulta curioso enterarse de que la formación de su cresta está relacionada con la evolución propia de la entrada de la bahía de Arcachón y su progresión hacia el sur y que comenzó por el colapso de un gran banco de arena oceánico frente a la costa en el s. XVIII; a mediados del XIX llegaba a los 35 m. y hoy en día ha triplicado su altura, contribuyendo a convertir el enclave en uno de los más visitados del país, nada menos.

Sobre las 20 h. nos encontrábamos ya corriendo sobre su cima esquivando los numerosos grupos de turistas que esperaban el atardecier mirando hacia el oeste. El amigo David me hizo bajar hasta la orilla, con menos "pajareo" de lo esperado en una zona protegida como ésta (tampoco debe ser la temporada alta turística el mejor momento de "pajarear" por aquí...).





De nuevo en la cima apuramos hasta el atardecer y bajamos, corriendo unos y haciendo la croqueta otros, hacia el coche con idea de llegar a Burdeos, a unos 60 km. de aquí, antes de que cerrara la recepción del apartahotel donde habiamos reservado.



Algún que otro problemilla tuvimos para encontrar la ubicación de éste, pero al final llegamos a tiempo, gracias a la ayuda de una solitaria viandante que hablaba español perfectamente. No pudimos alojarnos todos juntos como habíamos contratado, pero nos dieron dos habitaciones contiguas y, como nos apañamos bien y eran dos días, no nos cambiamos al día siguiente a pesar de poderlo hacer, compensando su error con el desayuno del último día.

Sabía que íbamos a una ciudad con un centro histórico patrimonio de la humanidad desde 2007, pero Burdeos me ha sorprendido más de lo que esperaba. A la vista de la gran cantidad de monumentos y edificios señoriales que atesora, se deduce que tuvo que ser mucha la riqueza  que llegó a la ciudad, especialmente en los s. XVII y XVIII  gracias a un gran puerto interior facilitado por la navegabilidad del Garona.

La buena ubicacion de nuestro hotel nos iba a permitir salir a pie por la mañana desde el mismo, y en 20 minutos, tras atravesar la Explanada Charles de Gaulle siguiendo el trazado de las vías de tranvía nos encontramos en pleno centro. Dejamos la visita al Museo de Bellas Artes para otra ocasión por razones de tiempo (a pesar de estar muy recomendada en todas las guías que hemos visto), y empezamos dando una vuelta por la plaza Rohan, nombre éste que encantará a los frikis de El Señor de los Anillos. En esta plaza se encuentra el Hotel de Ville (ayuntamiento) y la Catedral de St. André, cuyas torres góticas recuerdan vagamente a las de la catedral de Burgos. Me llamó la atención la exenta torre Pey Berland, con sus casi 50 m. de altura coronados por una estatua de la Virgen del s. XIX en cobre dorado.


De gran calidad son los relieves que encontramos en las dos entradas principales de la catedral, a caballo entre el románico y el gótico y con restos de la pintura original en la Portada Real.


Destaca también su interior, con una única nave de 124 m. por 44 m. y con sillas en vez de bancos, detalle éste que dejará de llamarnos la aención en lo sucesivo, al ser lo más frecuente en las iglesias francesas.


Desde allí nos dirigimos a la Puerta de la Grosse-Cloche, una de los antiguos accesos a la ciudad cuando estaba amurallada; por aquí llegaban los peregrinos camino de Santiago.


Cerca de aquí se encuentran la Iglesia y torre de St. Michel. Ésta última, también exenta, alcanza los 114 m. de altura, lo que la convierte en la segunda torre gótica más alta de Francia.


En la plaza que acoge a ambas va a permanecer el resto de la familia tomando algo mientras yo me acerco a la Iglesia románica de la Ste. Croix, un poco "a desmano" del resto de los monumentos del casco antiguo, pero que no quiero dejar de visitar aunque sea a la carrera. Los relieves de su portada, muy original por otra parte, son una pasada, aunque el conjunto haya sido muy restaurado en el siglo pasado.




De nuevo todos juntos nos acercamos al "pont de pierre" (puente de piedra), construido a comienzos del s. XVIII. Cuenta con 17 ojos y unas farolas muy llamativas. Las vistas desde el puente, sobre todo hacia la "Place de la Bourse" y los edificios señoriales que la rodean son de primera, y aún más si se tiene la suerte de encontrar fondeada en sus proximidades una gran fragata como "L'Hermione". En realidad se trata de una réplica de este gran navío de guerra francés en servicio desde 1779 a 1793, que contaba con 34 cañones y una tripulación entre 250 y 300 marinos. Su longitud de 66 m. o la altura de sus mástiles que alcanzan 56,5 m. y 35 m. cada uno destacan desde la distancia, y cuando nos acerquemos a él nos enteraremos de que su presencia y acciones tuvieron mucha importancia durante la guerra de la independencia de los Estados Unidos.



Durante el recorrido que hacemos por la margen izquierda del río desde el Puente a la Plaza de la Bolsa impresiona la majestuosidad de los edificios, chocando encontrar entre ellos otra puerta de grandes dimensiones del s. XV, la puerta Cailhau.


Frente a la Plaza de la Bolsa y junto al río destaca el "Miroir d'eau", el espejo de agua más grande del mundo (según hemos leído en los folletos), donde alternan curiosos efectos de espejo y niebla que se hacen más espectaculares a última hora de la tarde y por la noche. Con el tórrido día que nos ha tocado este remanso de frescor se agradece mucho a las 2 de la tarde, cuando lo atravesamos camino de un parque donde comer los bocatas que llevamos con nosotros.




Nuestro próximo destino es el "Jardin Public", donde llegaremos bien pasadas las 15 h., después de atravesar la "Esplanade des Quinconces", enorme plaza arbolada en parte que ocupa el espacio donde se encontraba el castillo de la Trompette. En ella destaca una gran columna con una estatua representando a la Libertad escoltada por sendas fuentes donde se recuerda a los Girondinos, diputados bordeleses durante la Revolución Francesa que fueron condenados a muerte en los momentos más turbulentos de ésta.


Ya en el parque buscamos una sombra y David y yo nos acercamos al estanque, cerca del cual vimos un periquito entre anátidas salvajes y semidomésticas. Había también un bando de barnaclas canadienses que por la tarde vimos volar sobre el Garona hacia el norte. Muchas gallinetas y pájaros por el parque, e incluso una garza real pescando cerca de nosotros.








Me llamó la atención este kiosquillo "boite à lire", puesto a disposición de los paseantes para intercambiar libros y revistas.


Como la temperatura era muy alta y un descanso nunca viene mal, no dejamos el parque hasta las 5 de la tarde, acercándonos entonces a los únicos restos de la Burdigala romana que se conservan, las ruinas de una parte del anfiteatro conocidas como Palais Galien. Desde allí nos fuimos a St. Seurin, iglesia románica muy reconstruída en el s. XIX, pero que conserva una portada románico-gótica espectacular.


Desde allí tomamos rumbo de nuevo hacia la zona más noble de la ciudad, atravesando primero la plaza Gambetta, junto a la que se encuentra la Puerta Dijeaux, y siguiendo los pasos del tranvía por una gran avenida semi-peatonal llegamos a la Plaza de la Comedie, donde se encuentra el Gran Teatro pasadas las 19 h. Impresiona el edificio, el gran hotel frente a él y la estatua de un niño con los ojos cerrados del catalán Jaume Plensa.






Nos acercamos luego de nuevo a la plaza de la Bolsa y al Espejo de Agua pasando por calles y plazas repletas de restaurantes y terrazas. Las luces del atardecer y los reflejos del "Miroir d'eau" en esta zona abierta con amplias vistas dan mucho juego a los "foteros".









Después de una cenita en un "bistrot" al que habíamos echado el ojo antes, y tras una breve visita nocturna a la Puerta del Grosse Cloche, decidimos volver al Appart'City Bourdeaux Centre, donde nos alojábamos... en tranvía, que los más menudos lo demandaban.

Han quedado muchas cosas que ver y que hacer, el barrio des Chartrons, el museo de Bellas Artes, una visita a St. Emilion..., y aprovechar la gran red de carriles-bici con los más que económicos bonos diarios (1,5€) o semanales (7€) para una visita distinta utilizando un servicio público de alquiler de bicis envidiable (Más información en: www.vcub.fr). Una breve pero productiva visita a Burdeos, ciudad muy recomendable (también los alrededores) y a poco más de 250 kms. desde Irún...

4 comentarios:

  1. Yo quiero ir.....Preciosas fotos.....Burdeos parece alucinante...y encina hacen buen vino....

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  2. Como siempre tu descripción excelente, las fotos maravillosas.

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  3. Como siempre tu descripción excelente, las fotos maravillosas.

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  4. Bueno, ya dije anteriormente, me esta gustando la idea de conocer burdeos.
    Porque fui varias veces a francia, pero siempre a paris.
    Un placer leerte y admirar tus fotos.

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