jueves, 28 de mayo de 2015

Laguna de la Nava 24/05/2015

Este domingo hemos vuelto después de mucho tiempo a la Sierra del Barco cinco adultos y cuatro peques, y nos hemos decidido por la laguna de la Nava por ser, de las de esta sierra, la que menos esfuerzo demanda para ser alcanzada. Sin prisas, incluso con tiempo para votar antes de coger los coches algunos, más cerca de las 10 que de las 9,30 h. en que habíamos quedado, salimos de Salamanca hacia el aparcamiento próximo a Nava del Barco desde el que comienza la ruta. Al llegar nos encontramos con el amigo Pina, la amiga Rosita y la perrita Lira, ya preparados para seguir el mismo camino que nosotros, pero con idea de llegar a comer al Corral del Diablo. Antonio acerca a los peques hasta el puente de la Yunta en coche y el resto salimos del aparcamiento pasadas las 11 h.



Pronto empezarán las jugosas observaciones entre cantos de pajarinches...


Lagarto ocelado
Escribano montesino
Sobre las 12,15 h., después de pasar una verja empieza el entretenimiento añadido de intentar esquivar el agua al atravesar una gran zona de prados encharcados antes y después del primer chozo-refugio por el que pasamos, por cierto, en bastante buen estado para pasar una noche a pesar de carecer de puerta.



Tras un tentempié seguimos la marcha desde el refugio y pronto nos topamos con un nuevo lagarto; esta vez se trata de un lagarto verdinegro, algo aletargado aún, lo que me permitirá cogerlo casi sin querer para depositarlo sobre una roca y hacerle la sesión fotográfica que un animal tan guapo se merece. Los niños van a disfrutar mucho con el "pasotismo" del lagarto e incluso llegan a acariciarlo sin que haga amago de huir.

Lagarto verdinegro 


Seguimos sobre los prados cada vez con menos dificultad para superar los charcos y, animado por los niños, fotografío un capullo que esconde una oruga cuya figura en transformación se adivina en su interior.



Sobre las 13,15 h. nos encontramos pasando el segundo chozo y empezamos a ver las primeras cabras montesas. No veremos hoy rebaños de machos adultos, pero sí alguno joven cuando comamos junto a la laguna, y muchas madres con sus crías a lo largo del día.



Hoy también la madre Naturaleza nos obsequiará con una de esas "fugaces apariciones de la fauna de montaña" que tanto gusta encontrar y que convierten el momento en algo inolvidable. Lucía ve descender una rapaz con un picado espectacular hacia un cortado próximo a donde nos encontramos y al avisarnos comprobamos como toma tierra en un escarpe rocoso. Ya con los prismáticos compruebo que no lo ha hecho en un escarpe cualquiera, sino sobre uno en el que se encuentra un gran nido. Me acerco a la zona lentamente para poder ver y fotografiar mejor la escena, pero enseguida emprende de nuevo el vuelo y se aleja hasta desaparecer de nuestra vista, comprobando entonces que se trata de un águila real. Unos minutos más tarde volverá de nuevo a ciclear sobre nosotros pero, probablemente al ver todavía movimiento humano por las proximidades, se aleja de nuevo. Con los prismáticos intento detectar algún movimiento en el nido tanto ahora como al bajar por la tarde, pero no aprecio nada en su interior.



Seguimos nuestra marcha ya sobre terreno seco y nuevos rebaños de cabras nos amenizan la subida.



En esta zona ya se aprecia muy bien la forma en "U" característica de los valles de origen glaciar como éste en el que nos encontramos y en algunas rocas incluso se adivinan las estrías formadas por el arrastre de materiales bajo el hielo hace unos cuantos millones de años.


Son las 14 h. cuando, ya por el otro lado del río, pasamos junto a la roca donde hay una mini-capilla dedicada a la Virgen ¿de la Nava?


Nos adentramos en una zona con mayores desniveles donde el agua forma pequeñas cascadas y pozas cristalinas que dentro de unos días, en cuanto suban las temperaturas unos grados, invitarán al baño...




En una zona con tanta roca son frecuentes las apariciones de lagartijas y por aquí es casi seguro cruzarse con varias lagartijas serranas de Gredos, endemismo con una coloración muy llamativa.

Lagartija serrana de Gredos

Empiezan los zig-zags que nos van a llevar a algunos tramos del camino espectaculares; el trabajo que se hizo empedrando esta zona, quizás para acometer el aumento de la capacidad de la laguna glaciar con la construcción de una presa, hace que parezca que estamos sobre una calzada romana...



Hacía mucho que no veníamos, y una primera visión del circo de la Nava nos hace creer que ya hemos llegando cuando son las 1 h., pero antes llegamos a un gran prado tras superar un primer collado, debiendo seguir otros 10 o 15 minutos antes de alcanzar otro y ver la presa y la laguna cuando casi estamos sobre ellas.

Roca con cruces grabadas


Acentor común

Aunque algunas protestas motivadas por el hambre ha habido, aguantamos todos hasta ahora para comer y descansar en el prado de la presa mientras vemos como Rosa, Pina y Lira bajan ya desde el Corral del Diablo.


Algunas de las pequeñas plantas de montaña, la mayoría endémicas, que se encuentran en la parte alta del valle muestran, como las escobas, sus mejores galas estos días.




El día se estropea un poco al parar a comer, e incluso caen algunas gotas, pero eso hará que el descenso sea incluso más bonito al limpiarse la atmosfera y salir el sol de vez en cuando.








Nos tomamos el descenso también con calma y sobre las 20,30 h. estamos todos de nuevo en el aparcamiento junto al pueblo, donde hago una última fotillo al mapa del panel indicativo del PR-AV39 que acabamos de ascender y descender. Cerca de 20 kms. ida y vuelta con un desnivel próximo a 800 m. nos ha llevado a los 1950 m. de altitud donde se encuentra la escondida laguna de la Nava. Saludines y hasta otra.


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