miércoles, 9 de abril de 2014

Rivera de Moralina.

El domingo nos desplazamos a los arribes zamoranos, concretamente a Moralina, provistos de un mapa "casero" elaborado combinando los buenos mapas del SIGPAC y las excursiones "recomendadas" en una página web de Moral de Sayago. Como los datos eran de 2008, y en la marcha que parecía más atractiva se indicaba que próximamente se señalizaría la ruta, esperaba que encontraríamos casi todo ya preparado para no tener que "hacer el cabra" en demasía... Como casi siempre cuando las cosas se preparan así, las cosas no salieron como se esperaba y, sí, nos encontramos con una ruta marcada desde el punto de salida que enlazaba con la rivera de Moralina, pero en vez de ir pegada al "arribanzo", como esperaba, iba por la zona más llana de arriba, aprovechando pistas y con un recorrido similar al que yo tenía pensado para volver desde la rivera, lo que convertía la marcha en "de ida y vuelta por el mismo sitio". Lo que sí quedó claro, después de explorar un poco al regreso, es que el camino pegado al "arribanzo", era muy difícil de seguir, y menos con niños, al ser una zona con muchas escobas con la senda perdida y mucho sube y baja...

Empezamos la marcha con nubes bajas, que en poco tiempo nos dejarían ver el sol, en un bonito camino que sale de la carretera ZA-324, entre los kms. 13 y 14, con varios letreros de la GR-14, y con un primer tramo entre encinas y cortinos, donde pudimos ver varias ranitas de San Antón,  y mucho pájaro, sobre todo alondras y totovías, como la que veis en la foto.


La rivera de la Moralina nos sorprendió con un curso de agua ahora abundante, florido ya en algunos tramos y con verdes orillas donde iban dejandose ver los restos de varios molinos que enriquecían aún más el paisaje, si cabe.


Nos quedamos a comer junto al puente Zamora, donde la GR-14 se aleja de esta rivera camino de Villadepera... Los niños a jugar después y los mayores a practicar el deporte nacional, como veis en la foto; y alguno que otro a explorar si se podía seguir la rivera, que ahora se encañona más camino del Duero.


Como se podía bajar de nuevo a ella, nos animamos a bajar un pequeño tramo con algo más de pendiente y seguimos aguas abajo. Nos encontramos con otros excursionistas que ya vimos en Moralina, que regresaban después de haber pasado la rivera tras hacerse impracticable y subido a un alto para ver el Duero. Nos animan a hacer lo mismo, pero el grueso de nuestra "expedición" decide volver, al ser ya un poco tarde.


Paco y yo cruzamos la rivera de nuevo, siguiendo las recomendaciones, y llegamos a la parte alta próxima a la desembocadura, pasando por unas pequeñas chiviteras muy bonitas a pesar de haberse quemado la zona recientemente. Desde arriba las vistas del Duero y del final de la rivera, con una pequeña cascada y una buena poza junto a los restos del molino Hullón son espectaculares, y tengo tiempo de hacer alguna fotillo a los escribanos montesinos que revolotean alrededor. Ya de bajada nos recreamos de nuevo con los meandros de la rivera salpicados con restos de molinos que nos hablan de lo dura que debía ser la vida por aquí en otros tiempos no tan lejanos, y aceleramos un poco la marcha para reincorporarnos al "pelotón" a la altura del puente Zamora.

Debido a que ya son más de las 19 horas, decidimos volver por el mismo camino, en vez de hacerlo atravesando el pueblo por caminos entre huertas, otra posibilidad algo más larga, y una hora y pico más tarde regresamos a los coches con muy buen sabor de boca por haber descubierto una zona preciosa en esta época que, además, ha encantado a los niños.





2 comentarios:

  1. Una crónica muy detallada de nuestra aventura sayaguesa....Ya sabes que Sayago NUNCA FALLA.

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  2. Qué bonitos están los Arribes!!! gracias por ir de avanzadilla, iremos pronto a verlos.

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